Hunter's
POV
Viernes
05 de Mayo
10:00
A.M.
Cuando
desperté noté que había algunas cosas que no se sentían bien en ese momento, me
tardé unos minutos en darme cuenta que ya era tarde para ir al colegio, pero no
expresé una verdadera apuración por llegar, abrí el puño de mi mano sólo para
descubrir un montón de pastillas y píldoras para dormir. Algunas veces pienso
que no lograré lidiar con los estudios mucho más tiempo, estoy harto. La
segunda cosa que me hizo sentir mal fue el notar como me siento vacío por
dentro, en mi pecho, como si me faltara algo, algo que no puedo identificar, un
vacío tan grande que pesar cargar con él. No me siento bien, como si estuviera
deprimido, pero peor, como si estuviera muerto. Miré hacia la luz que trataba de
entrar a través de las cortinas y no logré enfocar mi vista, iba de aquí allá
como un lente de cámara que está desajustado y necesitar se acomodado para que
funcione correctamente, o como un lente empañado. Extraño. En la casi completa
oscuridad, la luz me lastimó la vista.
–Vaya, estas paredes me deben estar
hablando o algo –me dije a mí mismo colocando mi mano en mis ojos para taparme
de la luz–. No, seguramente ya perdí la cabeza.
Tengo la impresión de que las paredes me
están diciendo algo. Sabía que pasaría, que perdería la cabeza, sólo que nunca
pensé que pasaría tan rápido. El vacío no desaparece, es como si estuviera
cargando algo pesado en mi pecho, pero a la vez tan hueco, como una presión
contra éste. No puedo explicarlo, como la mayoría de las cosas que están
sucediendo. Esto llega más lejos que algo físico, lo sé, sólo siento la
necesidad de dormir y, si es posible, no despertar en un largo tiempo, hasta el
día de mañana, tal vez. No sé de dónde viene todo esto, jamás me había sentido
de esta manera, siento como si estuviera perdiendo el control sobre todo lo que
hago, y lo que pienso. Definitivamente mi mente debe estar en algún lugar por
aquí cerca, pero no la puedo encontrar, al igual que no puedo explicar el
sentido mínimo de las cosas. Jamás me había imaginado pensando en esto.
Salí de mi habitación y caminé escaleras
abajo hacia la cocina, donde estaba mi mamá. Ella me volteó a ver, nada
sorprendida de que yo estuviera en la casa y no en el colegio, como debería
ser. Me miró como si algo grave estuviera pasando o como si algo fuera a pasar,
o como si me fuera a dar una mala noticia. O tal vez también imagino esto.
–¿Cómo te sientes? –me preguntó
preocupada–. Cuando fui a tu habitación para ver porqué no te habías despertado
para ir al colegio me dijiste que te sentías muy mal, decidí dejar que
durmieras un poco más, pero el tiempo pasó volando.
–Estoy bien –le mentí con la voz débil–.
Sólo un poco cansado.
–No te ves bien… –me insistió.
–Mamá, estoy bien –le repliqué molesto.
–Hunter…
–¡Maldita sea, mamá, estoy bien! –le grité
harto. Ella se quedó callada, no dijo nada más. Respiré hondo para calmarme–.
Cuando digo que estoy bien es porque estoy bien –suspiré–. Estoy bien –repetí–.
Estoy bien, pero no creo que pueda lidiar con esto mucho más tiempo, mamá –le
dije con un nudo en la garganta–. Es como si me estuviera ahogando entre todo
esto. ¡Ni siquiera sé como explicarlo! –grité frustrado y salí caminando
rápidamente a mi habitación antes de que me pudiera decir algo, me encerré en el
baño. Sí, estoy de mal humor, y cuando estoy de mal humor suelo salirme de mis
casillas en menos de lo esperado. Algunas veces me pregunto en lo que soy y
porqué soy así. ¿Por qué me hice así? Simplemente se han apoderado de mi mundo,
todo. Las drogas, sobre todo esas pastillas, que justo ahora mi mente y cuerpo
me suplicaban que tomara, como si las necesitara para poder vivir. Como si
estuvieran rogando por mi ayuda, como si ellas necesitaran de mi, pero yo la
necesito más. Busqué en mi repisa del baño la caja de pastillas, sólo quedaban
unas pocas, por la prisa que tenía por sentirlas resbalar por mi garganta, las
tragué todo. Cuando lo había hecho fue demasiado tarde para hacer consciencia
de cuantas había tomado, y lo peor del caso, para actuar para evitar que algo
terrible me pasara.
Ahora estoy espantado, pero a la vez trato
de estar despreocupado. No puedo ni siquiera dejar de pensar que para lo que
tengo, prefiero perderlo todo justo ahora, para lo que me pasa, prefiero
abandonar la partida. Realmente me da igual, y debatirme en dejar este mundo
sería una pérdida de tiempo, lo hago o no lo hago. Y lo peor de todo esto es
que nadie lo sabe, camino jovial, con una sonrisa en mi rostro como si nada
sucediera, y todos piensan bien, actúo como si estuviera bien y a veces como si
estuviera colocado, drogado, pero la verdad es que por dentro me mata la
ansiedad, el temor, la pérdida de control, todo. Y simplemente ya no lo
soporto. Me come, me consume, todo lo que soy, todo lo que no soy, todo lo que
trató de ser y lo que dejé de intentar. Absolutamente todo.
He estado muchos días pensando en parar
toda esta mierda aquí, pero no es tan sencillo como parece, no es suficiente el
ánimo de hacerlo, necesito fuerza de voluntad, de la cual carezco porque todo
me controla. Me hace odiarme a mi mismo, todo lo que digo y todo lo que hago, l
forma de ver las cosas, la forma de verme a mi mismo. Todo. Camino por la casa,
evito mi reflejo porque sé que lo veré no me gustará, estoy gordo, mis músculos
se deformaron, mi cara se hinchó, estoy descuidado, mi cabello está entre una
tonalidad de castaño oscuro y rubio, e incluso tengo mal aliento la mayoría de
las veces. Pero si supe desde el principio que esto iba a terminar conmigo,
¿por qué habría de preocuparme ahora sino me importó cuando comencé? Si lo
único que me importa es salir de esto lo más pronto posible, ahora que es
tarde, no debería esforzarme. Ojalá pudiera cerrar mis ojos y abrirlos y saber
que nada de esto jamás pasó. Todo lo que comenzó como un juego terminó siendo
mi mayor problema. Vete al infierno quien sea que me provee de todos mis deseos
prohibidos.
–¡Nunca quise esto! –grité enojado, con
todas mis fuerzas.
Y después de esto, siguieron las lágrimas.
Estaba echado en mi cama, no sé cuánto
tiempo había pasado, pero seguramente sólo unos pocos minutos o unos pocos
segundos, ya que la cantidad de pastillas que me había tomado no tardarían en
hacer lo suyo, no sé como si quiera me da tiempo de pensar en todo esto, es
casi como un castigo: morirás, pero antes tienes que pensar porqué y culparte
de todo lo malo que has hecho en esta vida. La noción del tiempo la pierdo
siempre, otra cosa de la que estoy harto. ¿Como es que no he podido controlar
todo lo que me esta pasando? Ojalá fuera lo suficientemente hombre para tener
mi situación controlada, ojalá y fuera lo suficientemente maduro. Sé que muchas
de las personas con mis problemas pelean por estar bien, y es porque quieren,
tal vez ese sea mi problema, tal vez, después de todo, no quiero estar bien. Si
tan solo tal vez… si tan solo dejara de pensar y comenzara a actuar sería todo
diferente. Miré a mi izquierda lentamente. Mi celular estaba sonando. ¿Hablar
con alguien? ¿Por qué alguien sería más afortunado que mi mamá de escuchar mis
últimas palabras? Debería por lo menos intentar pedir ayuda, pero no soy capaz.
–Oye, Hunter –comenzó a hablar una persona
al otro lado del la línea, pero estaba más bien murmurando. Es uno de esos
malditos vendedores, les debo algo de dinero desde hace unas semanas, si no les
pago pronto, harán cualquier cosa para recuperar su dinero, pero ¿cuánto daño
me pueden hacer ya estando muerto? ¿Cuánto me puede importar? Repito, no me
importa nada. Así que colgué. Esos malditos vendedores están en todos lados
porque saben que es algo que necesito. Y me darían cualquier cosa con tan solo
yo decirles. Pero su mayor negocio es proteger su mercancía. Es por eso que
nada con ellos es sencillo, por más que parezca serlo. ¿Como he llegado a
lidiar con ellos? ¿Por qué estoy aquí? ¿¡Por qué!?
Mis amigos, ellos no me entienden, como si
fuera un nuevo yo, o ellos fueran los que cambiaron, no lo sé, pero si lo
pienso, en todo esto como un zoo, la droga son como la comida, yo soy el
animal, los vendedores pueden ser los cuidadores y las demás personas son los
visitantes, y si lo seguimos viendo de la misma manera, cada quien es un animal
para diferentes alimentos. ¿No? Pero la mayoría es libre y si estuvieran
atrapados en una jaula como yo, y todo mundo los estuviera juzgando ¿qué es lo
que ellos harían? Entonces sería más fácil comprenderme si lo vieran de esa
manera. Algunas veces me despierto en medio de a noche, las pastillas ya no me
hacen efecto, poco a poco necesito más y no fui yo quien se condenó a esta
tortura, mi cuerpo eligió de la manera más malévola encontrar placer en estas
cosas. Me importa poco lo que los demás piensen, me importa muy poco.
Me distraje pero no lo suficiente para
ignorar el hecho de que mi cuerpo está temblando y todavía no logro enfocar mi
vista. No logro mover ni un sólo músculo. Entre el pánico, pues no era nada me
hubiera pasado con anterioridad como un simple desmayo, traté de gritar, pero
sólo produje gemidos, gruñidos y nada parecido a una palabra. No tengo la menor
idea, debería dejar de comprar estas cosas. Sólo puedo escuchar los gritos de
alguien en el fondo, las palabras de otras personas se revolvían entre mis
pensamientos, desaparecían, se desvanecen antes de que pueda comprender lo que
dicen, son lejanas, no comprendo nada lo que está pasando a mi alrededor pero
estoy consciente de las manos que me están tocando, de las manos que me están
sosteniendo en el duro y frío piso.
–Hunter –me llamaba alguien–. Hunter
–repetía mi nombre y me daba algunas palmadas en mi mejilla para que la
mirara–. Hunter, mantén tu vista en la mía –me pidió–. Hunter, mírame –seguía
diciendo esa persona ahogada en llanto–. Hunter.
–¿Mami…? –preguntó alguien llorando,
probablemente un niño. Michael.–. ¿Mami, qué está pasando? –seguía preguntado,
pero la voz pronto se esfumó.
Sentí
las manos de esa persona enredadas en mi cabello, sosteniendo mi cabeza, de
alguna manera tengo una idea de lo que está pasando, aunque no estoy mirando
directamente a esa persona, pero puedo deducir que es mi madre, y ese niño es
sin duda alguna Michael, a menos que me equivoque y sea Ethan. No puedo
permitir pensar en eso justo ahora, tengo que tomar control de mi cuerpo, o al
menos intentarlo para poder responder sus llamados. Me frustré al no lograrlo y
dejé escapar unas lágrimas, sólo quiero informarles que sigo aquí, que me
sostengan un tiempo más. Sigo aquí. Sólo que no sé por cuánto tiempo; siento
los latidos de mi corazón latir un poco más lento conforme el tiempo
transcurría, los puedo escuchar en mi cabeza, su sonido llena mi cuerpo. Pero
todo a poco se hacía más lejano: las voces, mis latidos, el ruido, mis
pensamientos… se desvanecían. Lo último que alcancé a escuchar y sentir fue
alguien entrando bruscamente, separando a mi mamá de mi, alejándola de mi, y
cuando otra persona tomó su lugar, cerré los ojos para perderme en la
oscuridad.
1 comentario:
Vaya, espero que este bien.
¿Y Hunter ya no piensa en Emma?
Besos.
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