Emma’s POV
Viernes 24 de Diciembre
8:00 A.M.
Me encontraba en la sala de mi casa recogiendo la
envoltura de un chocolate que mi papá se había comido anoche mientras me
ayudaba a bajar las maletas de mi cuarto a la entrada para el día siguiente, es
decir, hoy. La casa no sería vendida, y él se quedará aquí e iría a visitarme
durante las vacaciones si le es posible, mi mamá vendría conmigo, rentaremos
una casa cerca del centro de rehabilitación, mi papá la había buscado por
Internet y se había puesto en contacto con los de bienes raíces allá a través
del teléfono. Entiendo que esto es por mi bien. Lucho por estar bien, pero mi
enfermedad vence mi voluntad, es más fuerte que yo. Tendré el control de mi
cuerpo, pero mi ella de mi mente, lo cual me enferma, me debilita y el
significado de autodestrucción encaja aquí a la perfección. Ya les había
avisado a las personas que son importantes para mí. Unas me dijeron que irían
al aeropuerto, sólo tres prometieron estar ahí para despedirse de mi.
–Emma, come
el desayuno, nos iremos dentro de media hora –me dijo mi mamá.
–Hoy no es
mi día de comer –objeté y tiré la envoltura del luce en el cesto de basura.
–No hay un
día específico para comer, Emma –me replicó mi mamá.
–Para mi si
–le dije–. Y después de todo es por eso que nos estamos yendo.
–Todo es por
tu bien. Puedes estar bien, pero necesitamos que cooperes –me pidió.
–No quiero
cooperar. No me quiero ir, sé que es por mi bien, por un momento pienso y
acepto que está bien que nos vayamos, pero tengo miedo mamá –le confesé.
–Todo estará
bien, cariño –me trató de tranquilizar.
8:40 A.M.
En el área de comida del aeropuerto tendríamos que
esperar cerca de una hora o más para poder abordar el avión. No había nadie más
que mi papá y mamá, pero espero que por lo menos mis amigas vengan como
prometieron que hicieron, de Hunter no estoy tan segura.
–¡Emma!
–gritó alguien. Entonces todos los que se encontraban en el área de comida
voltearon a ver a esa persona, era Alexandra. Corrió hacia la mesa donde
estábamos. Cuando llegó me abrazó–. ¿Nerviosa? –me preguntó ansiosa.
–Un poco –le
contesté.
–Todo estará
bien –me dijo–. Espero que te vaya bien.
–Gracias por
venir –le dije y ella asintió ansiosa.
Al cabo de un rato, habían llegado Jade y Regan. Ambos
me dijeron lo mismo y prometieron que todo estaría bien, como si eso estuviera
en sus manos, pero cada vez que lo decían, me lo creía un poco más, aunque eso
no alejaba los nervios y miedo. El único faltante era Hunter, me hubiera
gustado tener aquí desde el principio, aprovechar con él la hora que me quedaba
en este país antes de salir para mi recuperación, pero no está.
Mi papá me
había dicho que era hora de pasar por el chequeo o algo así, realmente jamás me
había subido a un avión, jamás había viajado por este medio. Mis amigos, mis
papás y yo salimos del área de comida y caminamos hasta donde ellos podían
pasar, después fue el turno de mi mamá y mío de separarnos del resto. La hora
de las despedidas por fin había llegado y todos dijeron prácticamente lo mismo:
“Suerte Emma, sabemos que lo lograrás y estarás bien.” Aunque nada de eso fue
realmente especial como lo hubiera sido que Hunter lo dijera. Pero ya no puedo
esperarlo por más tiempo, supongo que no llegó.
–¿Papá,
dónde tengo que ir? –le pregunté.
–Por ahí
–contestó y señaló una puerta de cristal traslucido, me explicó todo lo que
tenía que hacer al cruzar la puerta junto con mamá–. Te voy a extrañar cariño
–me dijo mientras me abrazaba fuerte–. Pero confío en ti y sé que estarás bien
–y entonces me dio un beso en la coronilla, después se separó de mi, me agarró
de los hombros para mirarme fijamente–. Promete que me llamarás para ponerme al
tanto de todo y acuérdale a tu mamá de eso.
–Lo prometo
–le contesté y le sonreí–. Yo también te quiero papá –me despedí.
Y entonces
caminé hacia la puerta. En el camino volteé varias veces hacia mis amigos
esperando ver a Hunter ahí pero él no estaba y tenía que aceptarlo que ya no lo
vería en un largo tiempo.
–Vamos, Emma
–me apuró mi mamá. Y sin quejarme, pasé por la puerta–. ¿Qué pasa? –me preguntó
mi mamá.
–Me hubiera
gustado que Hunter estuviera aquí –le respondí.
–Al parecer,
después de todo, no te quiere tanto como decía –me dijo.
Me dejé
llevar por lo que mi mamá me había contestado hasta que escuché la voz de
alguien detrás del cristal gritar mi nombre.
–¡Emma!
–gritaba–. ¡Por favor regresa!
Yo volteé a
ver a mi mamá esperando que me dijera que hacer.
–Ve, rápido
–me dio el permiso con disgusto.
Dejé que mi
maleta junto a ella y salí corriendo de nuevo hacia el otro lado. Pude ver a
Hunter esperando ansioso un poco más adelante de mi papá y mis amigos, quienes
seguían ahí, platicando, pero al tanto de la presencia de Hunter. Él me sonrió
y corrí hacia él, feliz de que lo único que esperaba de este día era verlo.
–Hola –me
dijo nervioso–. Siento haber llegado tarde, la verdad es que… –entonces hizo
una pausa, estaba agitado, al igual que yo–. No podía irme sin decirte adiós.
–Pensé que
no vendrías –dije mientras me acercaba más a él.
–No me
hubiera perdonado el no venir –me replicó y se acercó un poco más, me abrazó y
después me tomó de la cintura para alejarme un poco de él y tener la
oportunidad de besarme, sentí como me fui levantando sobre la punta de los
dedos de mis pies para poder alcanzar su boca con más precisión. Él me elevó un
poco y dejé de tocar el piso por un minuto, hasta que poco a poco, me fui
depositando una vez más. Separé mis labios de los e él con el esfuerzo más
grande que he hecho en mucho tiempo.
–Te voy a
extrañar –le dije dejando que las lagrimas salieran–. Te quiero.
Él puso sus
manos en mis mejillas.
–¿Sabes lo
que esto significa? –me preguntó y acercó su cara a la mía, así se quedó un
momento. No podía dejar de ver sus ojos azules, rogándome que me quedara.
Después Hunter colocó sus labios sobre los míos y me besó una vez más, ahora
más lento y disimuladamente, llevó sus manos de mis mejillas a mis manos, me
entregó un papel. Me separé de él para poder ver lo que me había dado, era una
foto–. Somos nosotros –me dijo.
–Ojalá
pudiera quedarme –le dije–. Pero tengo que irme.
Y
paulatinamente solté su mano y caminé de nuevo hacia la puerta de cristal.
Antes de atravesarla por segunda vez, me quedé viendo a mis amigos y Hunter,
quién trató de sonreír, pero fue sólo la mitad de una de sus verdaderas
sonrisas.
Lunes 27
9:00 A.M.
Ya había pasado varios días aquí en Londres. En el
avión me pase viendo la foto que Hunter me había entregado de él y yo,
abrazados en el sofá de su casa y con sus hermanos colados en la parte de
atrás, tratando de arruinar la foto aunque sólo le agregaron un poco de gracia
a un recuerdo de un día maravilloso y de hecho, recuerdo quien la tomó, fue
Jade y nos obligó a posar, eso lo recuerdo bien. Y bueno, volviendo al tema del
avión, el cambio de horario es extraño; es como si te quitaran ocho horas de tu
vida en el vuelo, porque son las tres de la tarde, pero cuando cruzas esa línea
imaginaria, de pronto ya son las once de la noche. Es rarísimo. ¿Dónde quedan
tus ocho horas? Bueno, nunca entenderé eso, y no estoy aquí para entenderlo.
Estoy en Londres para seguir adelante de alguna manera u otra. Este es un lugar
muy bonito pero tengo que aceptar que no vengo como turista. Ahora estoy en
camino hacia el centro de rehabilitación, me están esperando, ansiosos por
ayudarme, o aburridos ya de muchos pacientes con el mismo problema.
–Hemos llegado
–dijo el conductor del taxi.
–Gracias –le
dijo mi mamá.
Entonces
bajamos del taxi y observé el edificio por primera vez. Era grande. Era bonito.
Se veía alegre aunque no era más que una máscara que ocultaba las personas
dementes dentro de él.
Nos pasaron a una oficina, era una oficina muy grande,
en la cual sólo había libreros, y hasta el fondo, había un escritorio y unas
sillas en frente de éste. Seguramente es la directora de todo este centro, debe
ser alguien importante por aquí. Comenzó a hablar, pero realmente no la
escuché, estaba concentrada viendo el jardín trasero, donde había varias
personas pasando el tiempo, y uno que me llamó la atención: un chico tratando
de escalar un árbol para alcanzar la manzana más roja en una de las ramas más largas.
–De pocas
palabras ¿Eh? No importa. Todos empiezan de esa manera, es normal tener miedo,
Emma –me dijo la directora y yo la volteé a ver con antipatía.
–Depende
–le repliqué.
3 comentarios:
wooow
hunter♥.♥
escriibeee
awww me encanto *-*
Espero que tu mama se ponga mejor c: se siente feo cuando no te dejan verlos ¬¬ yo estuve planeando mi ''entrada ninja'' contra el guardia e.e
Bueno, muuuuy lindo el cap ^^
Espero tu mami se ponga mejor (e.e si le digo mami e.e) y espero que voten por ti! ^^
Hola, gracias por pasarte por mi blog.
♥
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