Alexandra’s POV
Viernes 01 de Octubre
7:15 A.M.
Todo ha sido raro en los últimos meses, o más bien,
los últimos años. Vamos a mejor esto, ha sido extraño toda mi vida. Mis papás
están divorciados, bueno, en realidad, nunca se casaron, pero no están juntos y
eso es a lo que me refiero. Mi papá tiene dos hijos de diez y ocho años, mi
mamá tuvo gemelas y está embaraza, fue una mamá adolescente, así que se
mantiene joven. Su esposo se podría decir que es perfecto. Mente perfecta,
cuerpo perfecto y es doctor.
Tengo mis
conspiraciones, mis hermanos se han de juntar en secreto y planear cómo
arruinarme la vida. Diría lo mismo de mis padres, pero ellos parecen no tener
tiempo como para hacer eso. Aunque no me quejo, tengo familias unidas.
8:00 A.M.
Llegué al colegio, y lo primero que hice fue caminar
hacia mi casillero, todos los días solía ser lo mismo. Tengo que admitirlo, mi
vida es muy monótona. Nunca ocurre nada nuevo, es como si el tiempo no
avanzara, no en mi vida. Y me desespera, me gustaría cambiar mi vida, o la
rutina. Pero no sé qué puedo hacer al respecto, llevo haciendo lo mismo durante
varios años. Tal vez podría tomar una clase nueva en las tardes o buscar un
trabajo de medio tiempo para después de clases. Algo se me ocurrirá.
–Hola –me
saludó Tony–. ¿Qué haces? –preguntó.
–Hola, Tony
–lo saludé–. ¿Qué te parece que estoy haciendo? –le pregunté.
–Nada. Y
realmente no me interesa, sólo quería preguntarte algo –me contestó.
–Lo que
quieras –le dije.
–¿Quieres ir
a mi casa esta noche? –me preguntó.
Me quedé
pensando un rato. ¿Yo? ¿En la casa de Tony? ¿Sola o es una fiesta?
–No lo sé
–le respondí.
–Vamos, será
divertido –me insistió.
–¿Por qué?
–le pregunté.
Entonces se
quedó callado.
–¿Irás o no?
–preguntó harto–. No te voy a rogar si es lo que quieres que haga.
–Bien, iré
–le dije–. Pero… es una fiesta. ¿Cierto? –le pregunté para estar segura.
–No, sólo tú
y yo –me contestó y me guiñó un ojo–. Entonces está hecho, te veo...
12:30 P.M.
En el almuerzo platiqué sobre la invitación de Tony
con Jade.
–Opino que
es extraño –me dijo–. ¿Tú y él? ¿Solos? No me suena bien.
–¿Por qué
no? –le pregunté–. Vamos a pasar el rato.
–¿Y hacer
qué? –preguntó, dando en el blanco–. Admítelo, sabes que sólo se quiere acostar
contigo.
–Que Regan
se quiera acostar contigo, no significa que todos los chicos buscan siempre lo
mismo –me defendí.
–Bien, pero
tú sabes que eso es una mentira –me dijo un poco herida.
–Lo siento,
no quise decir eso –me disculpé.
–Está bien,
Regan… es así, espero que Tony no.
3:00 P.M.
Estaba en casa de mi papá. Mis papás me habían dado la
opción de vivir con quién yo quisiera la mayor parte del tiempo y yo elegí a mi
mamá, porque mi papá está casi todo el día en el trabajo, por lo tanto, no
quiero ser ignorada y no quiero estar con mi madrastra si puedo estar con mi
mamá. Y los fines de semana, tendría que vivir con mi papá.
Por cierto,
pediría permiso, lo había olvidado.
–Hola, papá
–lo saludé–. Hola, Liam –saludé al asistente de mi papá.
Aunque sea
su asistente, no sé porque, pero él se queda, la mayoría del tiempo, en casa
todo el día, haciendo papeleo. Escuché a mi papá mencionar que todavía no
tienen la oficina de Liam lista en la oficina, así que trabaja desde aquí,
dónde mi papá tiene algunos de los papeles que Liam tiene que arreglar. No
hablo con él, siempre está trabajando, además, no le interesaría hablar
conmigo.
–Papá, iré a
casa de Jade, tal vez me quedaré ahí a dormir –le informé.
–Claro, pero
mañana te quiero aquí temprano. ¿De acuerdo? –me dijo sin prestarme mucha
atención.
–Seguro –le
dije–. Gracias.
Y entonces
salí de la oficina.
Le dije a mi
papá que llegaría hasta mañana, fue porque estoy preparada para cualquier cosa
que pudiera pasar en casa de Tony, nunca se sabe.
8:15 P.M.
Cuando entré a la casa de Tony me guió hacia la
cocina. Tal vez comeríamos algo, no lo sé.
–Bonita casa
–comenté para comenzar una conversación.
–Algo grande
para dos personas, pero está bien –me replicó–. Cuando vivía en Miami tenía una
casa cerca de la playa, me gustaba más, pero se sintió algo vacía después de
que mi mamá murió –me platicó.
–Siento lo
de tu mamá –le expresé mis condolencias.
–¿Quieres
algo de tomar? –me preguntó, cambiando de tema.
–Si, claro
–le respondí.
–¿Cerveza?
–me preguntó.
–No lo sé,
mis papás realmente no me dejan… –le dije.
–Vamos, no
están aquí –me convenció–. No me digas que eres tan inocente como pareces.
–De acuerdo
–accedí.
Comenzamos a
ver una película. El tema no era muy lindo, no que digamos. No es realmente lo
que yo tenía planeado, tal vez de todo, no pasaría nada esta noche.
–Eso no me
parece bien –me quejé–. Yo nunca usaría a alguien para obtener algo.
–Si,
eso es ridículo –dijo. Entonces me volteo a ver–. ¿Quieres otra cerveza?
–No, mi
cabeza me esta comenzando a doler, a decir verdad, me da vueltas –le contesté.
–Vamos –me
presionó–. Seguramente lo único que da vueltas en tu cabeza soy yo –me dijo
coqueto.
Yo suspiré.
–Bien, pero
es la última –le dije.
Me abrió
otra lata, y me la entregó.
–Quiero
hacer algo –me dijo–. Estoy aburrido.
–¿Algo como
qué? –le pregunté nerviosa. Entonces se acercó a mí, traté de separarlo
colocando mi mano en su pecho, pero después se dejó caer sobre mi–. ¿Qué haces?
–le pregunté.
Y él acercó
sus labios a los míos, se mantuvo ahí unos segundos, después se acercó más
hasta nuestros labios quedaron unidos, y fue entonces que de alguna manera, me
deje llevar y coloqué mis brazos alrededor de su cuello.
–No… –dijo y
se separó de mi.
–¿Qué? –le
pregunté–. Tu empezaste esto.
–Si, pero no
fue como esperé que sería –me dijo–. Me equivoqué, lo siento.
–¿Qué
demonios, Tony?
Sábado 02
9:00 A.M.
–Alexandra… –me susurró Tony al oído–. ¡Alexandra! –me gritó.
–¿Qué
quieres? –le pregunté quejumbrosa.
–Alguien te
está buscando, está afuera –me dijo.
–¿Qué? –le
pregunté sorprendida y me puse de pie rápidamente. Me dolía la espalda, había
dormido en el sofá–. Sobre ayer… lo que hiciste no tuvo sentido alguno –le
dije.
–Lo sé, lo
siento, sólo… me gustas, no lo voy a negar. Pero apresuré las cosas un poco –me
dijo y se encogió de hombros–. Tal vez otro día, en otra ocasión. Tal vez
deberíamos conocernos un poco más.
–Si, claro,
un poco más –le dije sarcástica–. Veremos si todavía estaré ahí en un tiempo.
–No seas así
–me dijo–. ¿Qué esperabas? –me preguntó.
–No importa
–le dije–. Me voy, nos vemos el lunes –me despedí.
Y entonces
bajé las escaleras, e hice una pequeña parada en el baño; me arreglé el cabello
y revisé mi apariencia en general, había dormido tal y como había llegado, por
lo tanto mi ropa estaba un poco arreglada. Después caminé hacia la puerta, y
salí. Preparada para la inesperada visita de... ¿Liam?
–Hola,
Alexandra –me saludó Liam. Se recargó en mi carro, cruzado de brazos, con
lentes oscuros y ropa casual–. ¿Cómo fue la noche? –me preguntó.
–No paso
nada –le respondí–. ¿Qué estás haciendo aquí? –le pregunté molesta.
–Según tu
papá me platicó, ayer en la noche tu mamá habló preguntando por ti, y él le
dijo que tu estabas en casa de una tal Jade, y ella tuvo la brillante idea de
llamar a casa de Jade en vez de a tu celular, después se dieron cuenta de que
no estabas en casa de tu amiga, por lo tanto, mentiste. Por si no lo sabes, tu
papá te tiene más vigilada de lo que aparenta, pues puede saber tu ubicación
por tu celular, y yo vivo cerca, así que me pidió que viniera a ver que tan mal
habías pasado la noche –me explicó riendo–. Esto es toda una anécdota, se lo
tengo que decir a alguien.
–No puedo
creerlo –murmuré sorprendida.
–Sip –me
dijo–. ¿Y sabes qué otra cosa? –me preguntó–. ¿Mencionaste que este chico es
Tony… Hamilton o algo, cierto? Pues tal parece que tu papá y su papá se conocían
antes de que el tuyo se mudará a Los Angeles.
–Y todavía
no puedo creerlo –dije, y él se rió nuevamente.
–Algunas
veces los papás demasiado protectores pueden rebasar ciertas barreras
–suspiró–. Entonces le hablaré a tu papá para decirle que estás bien y que no
debería preocuparse.–
–Oye, ¿por
qué haces todo lo que mi papá te pide que hagas? No eres su esclavo –le dije.
–Buen
intento de ponerme en contra de tu papá, pero además de trabajar para él, es un
muy buen amigo. Así que esto es un favor, no un trabajo –me dijo.
Lunes 04
12:30 P.M.
A la hora del almuerzo esperaba ver a Tony, no me
gustó como habían terminado las cosas en su casa, de hecho, no me gustó nada de lo que pasó en su casa, y
simplemente quería aclarar algunas cosas.
–Hola –me
saludó mientras se sentaba en mi misma mesa.
–Quería…
aclarar las cosas –le dije.
–¿Qué
quieres aclarar? –me preguntó confundido–. Somos amigos.
–No podemos
ser amigos después de lo que paso en tu casa –le dije.
–Fue solo un
beso, no fue nada más que eso. Algunas veces los amigos se besan por
equivocación –me replicó.
–Créeme, lo
que paso no fue un error, al menos, no mi error.
–Eso dices
tú –me dijo–. Pero es por eso que quieres aclarar las cosas, si no fuera una
equivocación, todo lo tendrías muy claro.
–Tony… no lo
puedes negar. Dijiste que te gustaba.
–¿Lo dije?
–me preguntó confundido.
–Lo dijiste.
–No recuerdo
esa parte. ¿Saltamos a la siguiente?
–¿Por qué
actúas así? –le pregunté enojada.
–¿De qué
manera? –me preguntó.
–¿Sabes qué?
Olvídalo –le dije harta.
–Ya lo
estaba olvidando de cualquier manera.
Entonces
me paré enojada de la mesa.
–No… yo no
te entiendo –le dije y me fui.
1 comentario:
y el papá de Alexandra de metiche en la casa de Tony jajaj
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