Tony’s POV
Martes 24 de Agosto
12:35 P.M.
–¿Qué es esto? –le pregunté asqueado a la cocinera.
La comida
que la cocinera depositó en mi bandeja era una hamburguesa, o eso pretendieron
que fuera, pero de tan sólo verla, el apetito que tenía minutos atrás había
desaparecido por completo.
–¿Qué
parece? ¿Un Hot Dog? –me preguntó la cocinera, despectiva.
–Pues parece
más un Hot Dog que hamburguesa –le contesté–. Pero gracias.
Entonces
caminé hacia mi mesa para sentarme junto con otros alumnos de nuevo ingreso.
Podría hacer amistad con ellos, pero por lo poco que hemos hablado, no parecen
se como yo. No tenemos nada en común, así que no hacíamos platica absolutamente
nada. Pero yo siempre espero encontrar alguien con los mismos gustos que yo, es
por eso, y lo admito, que puedo contar mis amistades con los dedos de las
manos.
Frente a la
mesa donde estaba sentado, se sentó Jade con Alexandra y otra chica que no
logré identificar. A las dos las había conocido la semana pasada: a Jade en el
pasillo, a Alexandra en el estacionamiento. Seguramente les causé mala
impresión, a Jade por mi comentario y, bueno, Alexandra piensa que soy
extremadamente amable por haber dejado mi cajón de estacionamiento libre para
que ella se estacionara, y debo admitir que yo, jamás, en mis cinco sentidos,
de no haber sido por una buena razón, haría eso.
Soy una
clase de hipócrita, y no sólo por eso, pero actúo diferente con cada persona.
Después de
unos minutos de mantener un extraño e incomodo contacto visual con ambas,
decidí que me sentaría con ellas, aunque no me hayan invitado. ¿Qué importa? Es
preparatoria. Hay que actuar con madurez. ¿No es lo único importante que nos
han enseñado durante todos estos años que en realidad nos servirá más adelante
en nuestras vidas? Además, te puedes sentar con quién plazcas, no hay ninguna
regla que marque con quien te puedes sentar y con quien no.
Agarré mi
bandeja de comida, me puse de pie y caminé unos pocos metros para llegar a su
mesa, y me senté con ellas, las cuales me observaron sin ninguna expresión
alguna. Eso cambió inmediatamente.
–¿Se te
ofrece algo? –me preguntó Jade.
–No
realmente –le contesté con una sonrisa–. Pensé que podría sentarme con ustedes
–y ambas compartieron miradas–. ¿Tienen un problema con eso? –les pregunté,
fingiendo preocupación.
–Claro que
no –me contestó Alexandra.
–Bien –dije.
–¿De dónde
eres? –me preguntó Jade con interés.
–¿Por qué asumes que soy de otro lugar? –le
pregunté con curiosidad.
–Tienes
diferente acento –me explicó.
–¿En serio?
–pregunté–. No sabía que la gente de Miami teníamos acento.
–¡Yo también
nací ahí! –exclamó Alexandra–. Pero me mudé cuando tenía pocos años.
–Yo no
quería mudarme, pero mi papá lo necesitaba –les dije sin dar más explicaciones.
3:30 P.M.
Cuando llegué a casa, lo primero que hice fue botar mi
mochila cerca de la escalera e ir al estudio donde mi papá se encontraba
trabajando desde su computadora.
Él es un
buen papá. Lo quiero, es lo único que tengo desde que mi mamá murió cuando yo
tenía trece, hace tres años. Ya ha pasado tiempo, pero ni él, ni yo, lo
podemos… superar. Nuestras vidas funcionaban por que ella nos guiaba, ahora que
se ha ido, ambos nos sentimos perdidos. Y, bueno, él pensó que un cambio de
lugar lograría que olvidáramos los malos recuerdos, de las malas épocas que pasamos
cuando ella murió.
Aunque
sinceramente no creo que fuera la respuesta. Lo hecho, hecho está.
–Hola,
papá –lo saludé.
–Hola, Tony
–me saludó.
Sonrió a la
vez que apartaba la vista del ordenador para voltearme a ver.
Él piensa
que no lo notó, pero detrás de esa sonrisa, todavía hay dolor. Dice que me
parezco a ella, así que cada vez que me ve, dice que esta viendo la viva imagen
de mi madre. Eso no me causa ninguna clase de bienestar.
–¿Cómo te
fue? –me preguntó.
–Bien –le
contesté.
–¿Nuevas
amistades? –me preguntó.
–Trabajando
en ello –le respondí.
–Que bueno
–me replicó.
Después
ninguno de los dos dijo nada.
–Iré a hacer
mi tarea –le informé.
Y salí de su
estudio para caminar hacia las escaleras.
Así son
nuestras conversaciones, cortas y rápidas. Directo al grano, si no hay nada
interesante o importante que decir, mejor no hables.
6:00 P.M.
Cuando acabé de hacer la tarea me puse a ver
televisión y a la vez, me llevó a pensar ciertas cosas sobre el colegio.
Pensé que
como tengo la oportunidad de un nuevo comienzo, sería divertido saber que se
siente ser el popular, el chico de las buenas calificaciones sin necesidad de
ser llamado cerebrito o nerd y el chico que tiene a todas las chicas a sus
pies. Sería interesante.
Así que si
quería hacer que estos cambios se produjeran rápidamente, tendría que hacer
algo grande. No usaría a nadie, no es mi intención herir los sentimientos de
nadie, pero sólo acercarme para captar un poco más la atención. El primer paso
era salir con una chica popular, o convertirse en amigo de un chico popular, yo
iba por las dos.
Veamos, no
lograría nada con eso, pero no tenía nada más que hacer.
Jueves 26
8:00 A.M.
En cuanto llegué al colegio, lo primero que hice fue
buscar a Regan. Él es el chico popular, por tanto de algo iba a servirme su
amistad. Además, se ve como una buena persona, aunque eso sí, tiene un ego del
suelo al cielo. Lo he notado porque vamos en las mismas clases, por lo tanto ya
me conoce, tiene una idea de quien soy.
Llegué a su
casillero, estaba hablando con Jade.
Parece que
hay algo pasando entre ambos, pero lo mejor sería averiguarlo antes de intentar
algo. ¿Recuerdan? Sin herir sentimientos.
–¡Hola!
–los saludé.
–Hola... –me
saludaron.
–¿Interrumpo
algo? –pregunté.
–No, nada
–contestó Jade.
–De hecho,
sí –contestó Regan, sin molestarse.
–Quería
preguntarte algo –le dije.
–¿Qué
quieres saber? –me preguntó.
–¿Será
posible qué entre al equipo de fútbol? –le pregunté.
Vaya, ¿No
pude encontrar una excusa más patética? ¿A quién trato de impresionar? ¿A él, o
a Jade?
–La
convocación para entrar al equipo de fútbol se abre dentro de una semana o más,
pero deberías ir, tal vez te acepten –me respondió–. ¿Tienes potencial? –me
preguntó.
–No lo sé.
Debería intentarlo –le contesté.
–Sólo si
sabes jugar.
–Algo así
–él suspiró impaciente.
–Entonces
olvídalo. Tienes que estar seguro, mejor no vayas a la convocación, todos se
reirán de ti –me advirtió.
¿Así que es
mala idea? Está bien, porque ese ni siquiera era mi plan, fue una pregunta
tonta y fuera de lugar de todas maneras, así que no busqué por otro camino.
–Bien,
gracias por el consejo, supongo –le dije.
–No hay
porque. Nos vemos por ahí –me replicó.
Pero no se
fue. Entonces me di cuenta. Soy yo quien debía irse, así que me di media vuelta
y caminé por los pasillos hacia mi casillero.
12:35 P.M.
A la hora del almuerzo me senté con Regan, no era
planeado, pero creo que he ganado confianza suficiente como para sentarme con
él, y no creo que debería esperar a que él me invite, porque lo más seguro es
que no lo hará.
Llegué y me
senté en su mesa sin decir nada más que un: hola amistoso. En su mesa
estaban sentadas Jade, Alexandra, y la otra chica que todavía sigo sin
identificar.
–Hola –los
saludé.
–¿Quién
eres? –me preguntó un chico de cabello rubio.
–Tony –le
respondí–. ¿Quién eres tú?
–Aquí las
preguntas las hago yo, y nadie te invitó a sentarte –me respondió.
Me quedé
callado un momento. No supe si debía irme, o esperar a que alguien dijera o
hiciera algo. Y justo antes de que me pusiera de pie, preparado para irme, él
se carcajeó.
–Estoy
bromeando, hermano –me dijo entre las risas–. ¿Te lo creíste? Lo siento. Soy
Hunter –se presentó.
Yo fingí una
risa, aunque realmente estaba confundido e incomodado.
–Así es
Hunter –me dijo Jade–. Creo que yo también pase por ese momento hacia unos años
atrás, y no se cansa de hacer lo mismo –me explicó.
–Regan ha
hablado mucho de ti –me comentó Hunter.
–¿En serio?
–le pregunté mientras volteaba ver a Regan.
Se veía
disgustado por el comentario de Hunter.
–Si –afirmó
Regan–. Vas conmigo en todas las clases, como no iba a comentar algo sobre ti.
–Dijo que
eres un pequeño genio andante. ¿Es cierto? –me preguntó Hunter.
–Falso, mi
mentalidad es cómo la de un cavernícola –bromeé.
–¡Ja! La mía
también –me siguió Hunter.
–Quisiera
poder decir lo mismo –comentó Regan, matando la broma.
–No puedes,
y nunca podrás –le dijo Hunter.
–¿Por qué?
–pregunté con interés.
–Te presento
al verdadero Regan, tres años consecutivos en cuadro de honor durante la
secundaria y presidente de clase el año pasado. Yo diría que él es el pequeño
genio andante. El año pasado también logró llegar al cuadro de honor,
calificaciones perfectas –me platicó Hunter y después volteó a ver a Regan–. No
me sorprendería que se graduara con honores.
–¿En serio?
Eso es bueno –le dije.
–Me
presionan –se quejó Regan.
–Pero te va
bien en la vida, hermano –le replicó Hunter.
–Bien, ya,
cambiemos de tema. ¿De acuerdo? Hay que hablar sobre… comida –dijo, harto.
Pensé que le
gustaba ser el centro de atención, al parecer, no es así.
–Esto apesta
–me quejé de la comida–. Literal, esto apesta.
Y alejé la
bandeja de mí, entonces me quedé pensando.
Por
lo que Hunter había dicho, me enteré de que Regan es el típico alumno estrella.
Y no quiero competir con eso, así que mi ridículo propósito escolar se vino
abajo en tres minutos.
2 comentarios:
OMG! CHICA ME ENCANTO!! lo acabo de leer. Soy Ana, tengo un blog donde pongo blogs no muy conocidos o nuevos para que tengan mas lectores. Te gustaria que te ayudara? visitala si quieres : http://cazadoradeblogs.blogspot.com
ahi tambien tengo mis otros blogs historia. Enserio chica TU MUY BIEN!!
-Ana
Me encanta!!
Si yo estubiera en esa escuela preferiria ser una don nadie que una maldita sifrina!!
XDDDDDDD Por nada en este mundo la dejes de escribir.
CDT!
PDT: Muy bien tu trabajo con esta novela de te felicito de corazon! ;O
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