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3/19/2013

Cap. 90 [Final]


"La imagen verdadera del pasado pasa de largo velozmente. El pasado sólo es atrapado como la imagen que refulge, para nunca más volver, en el instante que se vuelve reconocible porque la imagen verdadera del pasado es una imagen que amenaza con desaparecer con todo presente que no se reconozca aludido en ella."
                                                          
                                                                                                      —Walter Benjamin.



Parte I
Julio 2008

En el año 2008, hacer de la adolescencia su esclava no era el mayor objetivo de Hunter Stone, un niño de baja estatura con cabello castaño oscuro, y aparentemente en transición a convertirse en rubio; su mayor objetivo no era ninguno, realmente. Él sabía que no estaba destinado para ser exitoso, pero tampoco pudo haber imaginado que permanecería escondido, no por su apariencia física, si no por los errores que en el futuro cometería.
     Él era sólo un niño que estaba por superar lo que él denominó “la edad de perro”, una época donde no se es completamente un niño, aunque la transición hacia la etapa adolescente no está oficialmente terminada, por ende eres una clase de fenómeno, aunque Hunter siempre fue capaz de ver más en el fondo que eso; para las niñas es la edad de encerrarse en su habitación a cantar I’m Not a Girl, Not Yet a Woman y Big Girls Don’t Cry después de la ruptura con el primer novio, el chico que ellas aseguran que fue “su primer amor”. Hunter no tiene un gran conocimiento sobre como funciona esta etapa en las niñas, pero hace su mejor esfuerzo por comprenderlas, ya que la mayoría de su grupo son… ellas.
     Pero por encima de todas las cosas que él no lograba comprender, sólo entendía una.
    –¡Hunter, ven a despedirte de mamá y papá, cariño! –lo llamó su mamá desde la sala mientras su papá subía las maletas al taxi. Hunter pausó su videojuego y bajó corriendo las escaleras. Su mamá lo recibió con los brazos abiertos en la puerta, pero Hunter la ignoró y se dirigió a la cocina para prepararse un snack, ya que su mamá nunca tiene tiempo de hacerlo. Rose se acercó a la cocina y se recargó en el marco–. ¿Sucede algo, Hunter? –le preguntó y Hunter se encogió en hombros, tratando de actuar indiferente.
     –Dijiste que estarían aquí esta semana y es el cumpleaños de Regan y quería comprarle algo y quería ir a su fiesta porque nos llevará a su casa en la playa y ahora no voy a poder ir porque no hay nadie que pueda llevarme –le respondió–. Pero le diré que no podré ir porque ustedes deciden abandonarme aquí casi todos los fines de semana.
     –Lo siento, cariño –le dijo Rose y se acercó a él, le acomodó el cabello y lo besó en la cabeza–. Pero estaremos en casa en menos de lo que canta un gallo, lo—
     –No me importa si no están aquí –le replicó Hunter al mismo tiempo que se apartaba de los brazos de su mamá bruscamente–. ¿En serio crees que me importa si están aquí o no? –le preguntó–. Yo lo único que quería era estar en su cumpleaños, estar con mis amigos.
     Amigos, la única cosa que Hunter entiende y disfruta, lo demás está fuera de sus intereses personales. Que lo molestan en la escuela por ser bajito, que le salió un barro en la frente, a él no le importa. Que tenga frenillos, esto tampoco le importa. Está tan harto de sus compañeros quejándose de lo mismo que él simplemente olvidó que le “debe” importar.
     Su mamá se quedó callada por su revelación y se acercó a la salida de la cocina.
     –No me engañas, Hunter, lo único que quieres es ver a esa chica, ¿no es así? –le preguntó su mamá y Hunter se puso rojo como el jitomate que estaba cortando–. Jade es una buena chica, la conoces desde que son niños, es normal que te guste, es muy bonita.
     –Sé que lo es, mamá –le replicó Hunter, harto–. Pero esto no es sobre Jade.
     O incluso Emma, cuando Hunter estaba empezando a sentir mariposas en su estómago al acercarse a ella. Los demás niños se burlaban de su peso, pero a Hunter le encantaba su sonrisa y la forma en que se acomodaba esa hermosa cabellera rubia.
     –Como sea –suspiró su mamá–. No hagas nada fuera de lugar –le advirtió–. Y cuida bien a tus hermanos mientras llega tu abuela por ellos. Regresamos en tres días y entonces tendremos tiempo de hablar sobre esa actitud que has tenido últimamente.
     –Es la adolescencia –se excusó Hunter–. Me refiero a que, en caso de que tenga esa “actitud” que tú dices que tengo, pero es la adolescencia.
     –Sí, ya no tengo tiempo, pero prometo que hablamos cuando regrese –se despidió su mamá y dejó la cocina. Tal vez si cuando hubiera regresado se hubiera acordado de hablar con Hunter, tal vez algo hubiera cambiado, tal vez Hunter se hubiera creado una consciencia de lo que se le tenía permitido hacer y lo que no; tal vez Hunter hubiera podido, al no ser ignorado por sus padres, darse cuenta que su vida tenía reglas, y que él debía seguirlas, pero al no estar nadie allí para recordárselo, lo olvidó.

Y como si Hunter fuera a recordar lo que sus padres le dijeron, llamó a Regan, que inmediatamente se encargó de que su mamá pasara a recoger a su mejor amigo para su fiesta en la playa, porque sin su mejor amigo no sería una verdadera fiesta o no la disfrutaría igual.  Como los días que uno de los dos falta al colegio y se quedan pensando en cómo la presencia de alguien significativo puede marcar la diferencia en como pasas el día y ellos sabían por igual que necesitaban uno del otro para sobrevivir a un arduo día de estudio, o un entrenamiento de dos horas, o simplemente aguantar a las chicas un minuto, justo como se necesitaban para casi cualquier otra cosa, aunque ninguno de los dos lo admitía abiertamente.
     Al final del día, cuando la mayoría de los invitados se habían ido, Regan y Hunter se quedaron cerca del mar, dos sombras delgadas se iban desvaneciendo en la arena conforme el sol iba bajando y ellos continuaban platicando mientras se hacía de noche.
     –Debe ser genial tener padres como los tuyos –dijo Hunter de la nada.
     –Lo es –le dijo Regan–. Ojalá y tú pudieras ser mi hermano, así no serías abandonado cada fin de semana por tus papás, tampoco pasarías tiempo solo, mi padre siempre me busca para hacer cosas juntos, no me molesta en absoluto –le platicó Regan.
     –Sí, eso sería perfecto –le replicó Hunter–. Pero ya estoy acostumbrado.
     Regan lo volteó a ver con lástima.
    –Te prometo que yo nunca te dejaré como ellos te dejan –le aseguró Regan y Hunter lo volteó a ver–. No necesitamos compartir de sangre para ser hermanos –le dijo y ambos compartieron unas sonrisa, después Hunter desvió su mirada al océano.
     –Sé que no lo harías.

Agosto 2009

A una semana de que las vacaciones de verano terminaran, las tres mejores amigas decidieron juntarse en casa de una de ellas para planear a la perfección su primer día de clases como alumnas de primer grado, parte de la escuela superior, al fin.
     Jade le pidió a su mamá que la llevara, pero le dijo que no porque tenía cosas de ‘mamá’ que hacer, así que saltó al automóvil de su papá sin pedirle opinión. Recogieron a Emma de su casa, que en ese entonces era una niña regordeta con una cara muy amigable que inspiraba hasta ternura, y se dirigieron a casa de Alexandra. Jade apuró a su papá para que llegaran puntuales porque su amiga les dijo que alguien estaría ahí.
     Ese día seguro marcaron el récord porque en treinta minutos hicieron hasta cosas de más e incluso llegaron más temprano. Jade y Emma se bajaron del coche y corrieron hacia el porche de la casa y ambas tocaron el timbre repetidamente, emocionadas de saber quién era esa persona de la que Alexandra tanto había estado hablando. Un hombre alto y atractivo abrió la puerta. A pesar de la diferencia de edad que pueda haber entre ciertos individuos, hay que saber apreciar cuando un ser humano es merecedor de tu nerviosismo al interactuar con él, en este caso, el que atendió la puerta era más que merecedor del gesto, era acreedor de éste. Jade se acomodó el cabello, volteó a ver a su papá que estaba esperando en el carro y agitó la mano como señal para que se fuera. Volteó hacia el frente otra vez con una sonrisa en su rostro y notó Emma mirando al suelo con pena.
     –Hola, soy Jade –se presentó con el joven–. ¿Está Alexandra? –le preguntó.
     –Sí –le contestó–. Eh, si quieren pasar. Dijo que estaría esperándolas o algo así, incluso estuvo horneando galletas con un poco de mi ayuda –comentó y rió ligeramente. Jade le correspondió con una sonrisa y jaló a Emma de la mano para obligara a pasar. Ambas entraron, pero se quedaron al lado del hombre un momento, incomodándolo con su insistente presencia–. ¿Se les ofrece algo más o…? Pueden subir si quieren.
     –¿Eres el nuevo portero o algo? –le preguntó Jade descaradamente y él rió, pero antes de que pudiera contestarle, Jade lo atacó con otra pregunta–: ¿Cuántos años tienes?
     –Bueno, eso no debería importante, pero si en serio te está matando, pues tengo veinticuatro –le contestó–. Y sí, me veo joven por lo que he escuchado –bromeó.
     –Ey, Liam, gracias por entretener a mis amigas en lo que yo llegaba pero tenemos cosas que hacer y cosas de que hablar –dijo Alexandra a mitad de las escaleras y Jade y Emma la voltearon a ver sonrientes, y sin prestarle más atención a aquél hombre, subieron con ella las escaleras, y al llegar arriba Alexandra las jaló de las manos y se encerraron en su habitación.
     –¿Quién es el? –le preguntó Jade tratando de mostrar poca curiosidad en saber.
     –¿Por qué? ¿Te gustó? –le preguntó Alexandra–. Lo siento, es mío. Está apartado.
     –¡Pero es tan grande! –le replicó Emma–. Es prácticamente un anciano para ti.
     –¡No es cierto! –objetó Alexandra molesta por el comentario–. Se llama Liam, tiene veinticuatro y mi papá lo contrató hace poco para que sea su nuevo asistente, hace poco se graduó de la universidad y este es un trabajo temporal, aunque no dudo que mi papá lo despida primero antes de que él tenga la oportunidad de renunciar –suspiró Alexandra preocupada–. Ninguno de los asistentes de mi papá vienen para quedarse, pero él tiene—
     –Me dijo que estuvieron horneando galletas –la interrumpió Jade–. Espero que no estuvieran horneando otras cosas porque Emma tiene razón, es algo grande para ti.
     –Vamos, tengo catorce años, es como… podemos tontear, no es que vaya a entregarle lo mi más valiosa posesión, si saben a lo que me refiero –les dijo Alexandra.
     –Bueno, para empezar no creo que él sea idiota como para involucrarse con una menor de edad; en segundo, dada tu actitud, ¿no puedes preguntarle consejos sobre cómo ser popular y agradable entre los niños de preparatoria? –le preguntó–. Porque vas a necesitarlos.
     –Ja, muy graciosa –le replicó Alexandra y la empujó de un hombro–. Algún día me casaré con él, lo juro que lo haré –dijo ilusionada y se dejó caer sobre la cama.
     –Bueno, sabes lo que a los hombres mayores les gusta, y hasta ahora tú no has crecido nada de esos… atributos –le dijo Jade burlona y se acostó al lado de su mejor amiga.
     –No a todos los niños les gusta lo mismo –objetó Emma desde el otro lado del cuarto.
     –¿Pero sabes a quién si? –preguntó Jade–. A él –dijo con decepción–. Lo único en lo que ha estado últimamente son chicas, en cuanto cumplió quince se desató y ahora no puede frenarse, incluso Meghan mencionó alguna vez que intentó propasarse con ella.
     –Pff, pero Meghan es una mentirosa, además ya ni siquiera está aquí –dijo Alexandra.
     –Hunter una vez me ofreció drogas –confesó Emma y se dejó caer en el medio de ellas.
     –Tal parece que estamos perdiendo a nuestros mejores amigos y ni siquiera nos damos cuenta de cuando esto sucede –dijo Jade abatida–. Está tan fuera de su camino.
     –Los tres chicos que nos gustan están fuera de nuestros alcances y de lo que se nos permite, es horrible –dijo Alexandra deprimida y las tres suspiraron al mismo tiempo.
     –Pero no hay que preocuparnos –dijo Emma–. Porque si nos quedamos solas en la vida, al menos nos tendremos unas a las otras, ¿no es así? –preguntó y Jade y Alexandra la voltearon a ver. Sonrieron mientras asentían y se sentaron en el borde de la cama. Todos los movimientos sincronizados como si estuvieran ensayando, suponen que es lo que pasa cuando compartes demasiado tiempo con una persona–. Mejores amigas por siempre –dijo y les ofreció sus manos, ellas las tomaron y se apretaron fuerte.
     –Mejores amigas por siempre –repitió Jade con orgullo.
     –Hasta que la adolescencia nos separe –rió Alexandra y sin saberlo, dictó el futuro inminente que le esperaba a ese trío de amigas que acababan de realizar una promesa, que aunque sincera, las tres ignoraban que no se haría realidad.

Parte II
Marzo 2014

Fue un sábado en la mañana cuando Liam recibió una llamada urgente de su jefe, y pensando en no despertar a Alexandra, se paró de la cama para seguir discutiendo la inesperada propuesta en privado, sin contar que su prometida ya estaba despierta en la cocina, buscando desesperada por algo de comer, y fue capaz de escuchar todo lo que Liam quería explicarle con más calma. Él, sin haberse dado cuenta de esto, se sobresaltó al escuchar la firme voz de Alexandra diciéndole desde la cocina:
     –¡De ninguna manera, Liam! –le gritó.
     –Ni siquiera sabes de qué estábamos hablando –objetó Liam mientras caminaba hacia la cocina, donde encontró a Alexandra buscando en la despensa algunas galletas. Han pasado siete meses, y Alexandra ya estaba tan inflada como un globo, pero solo exageradamente peor. Pareciera que todo en su figura iba estable, aumentando lentamente y de pronto se disparó. De un día a otro su ropa diaria ya no le quedó y fue hora de desempacar las prendas para embarazadas. Cómodas, pero no muy a la moda. Liam se sentó en el banco de la barra–. Podría ser una magnífica oportunidad—
     –Dije no –repitió Alexandra manteniendo su postura ante la posibilidad que todavía no se le había explicado directamente–. Escuché todo, nombraste una ciudad considerablemente lejos de aquí y no me gustó en absoluto. Sea lo que sea, mejor ve diciendo que no.
     –¿Dónde quedó la Alexandra que dijo que los cambios eran necesarios? –le preguntó.
     –Cuando te dije eso Liam nunca pensé que estaría dándote mi palabra sobre mudarnos a una ciudad tan lejos que aquí que no podría venir en carro. Mi límite son dos horas –le dijo–. Y también me pregunto, ¿dónde quedó el Liam que nos ponía nosotras ante su trabajo?
     –Eso es exactamente lo que hago –le contestó Liam un poco molesto–. Mi límite eres tú, Alexandra, y Hailie. Piensa en mi futuro como yo pienso en el tuyo y te darás cuenta que dependemos mucho en nuestras opiniones respecto a las decisiones del otro. No te explicaré lo que está pasando hasta que hayas dejado la actitud infantil, por no decir la otra palabra que sé que te molesta y considerarás al menos escucharme, por favor –le dijo y Alexandra terminó de alcanzar la caja de galletas que se encontraba hasta arriba de las repisas.
     –¿Soy inmadura? –le preguntó Alexandra molesta.
     –Estás comenzando actuar así, sí –le respondió Liam.
     –¿Vamos a pasar por esto otra vez, Liam? –le preguntó y Liam suspiró impaciente.
     –¿Sabes qué? Tus hormonas están como locas, cualquier cosa te afecta. Mejor hablamos de esto cuando recuerdes como quitar tus sentimientos del medio para hacer las decisiones correctas –le dijo y se acercó a ella, agarró un paquete de galletas de la caja y salió de la cocina.
· · ·

Es cierto que las mejores noticias te llegan en el momento más inesperado, y las peores… también. Como para Liam cuando recibió una de las mejores llamadas que pudo haber recibido, para Regan igualmente era un día como cualquier otro. Un lunes en el que decidió no ir a trabajar porque la idea de pasar más de seis horas frente a escritorio resultaba demasiada agotadora para que ocurriera. Pero dentro de él, había algo más que lo obligó a quedarse. Un presentimiento que no se molestó en comprobar hasta que escuchó la voz desesperada de su ama de llaves, Verónica, al otro lado de la pared.
     –Está bien si no quieres hablar de esto –lo interrumpió Jade.
     –Tengo que hacerlo –insistió–. Corrí a la habitación de mi mamá. Lo primero que noté fue la alfombra manchada con un líquido oscuro, probablemente vino, al principio pensé que era sangre por los pequeños pedazos de cristal esparcidos por el suelo –continuó relatando lo que había pasado–. Después levanté la mirada y vi a mi madre tendida boca abajo en su cama, y Verónica a un lado, tratando de hacerla reaccionar, pero finalmente entendí la gravedad del asunto cuando noté el frasco de pastillas vacío que mi mamá estaba sosteniendo. Pastillas antidepresivas que comenzó a tomar unos meses después de la muerte de mi papá, ella simplemente no lo pudo… dejar ir. Nos engañó a todos, nos hizo pensar que estaba bien cuando lo peor se estaba derrumbando dentro de ella –hizo una pequeña pausa, se limpió las lágrimas y sacudió su cabeza para acomodar las ideas–. Entonces corrí a su lado y empujé a Verónica, agarré a mi mamá por los brazos y la tiré de la cama, la arrastré fuera de la habitación y con cuidado la arrastré escaleras abajo, la subí al automóvil y me vine directamente aquí. Todo sin ayuda de nadie. Todavía sigo temblando. Fue todo mi culpa. Si hubiera reaccionado más rápido hubiéramos llegado a tiempo, pero no lo hicimos –se lamentó Regan y recargó su cabeza en el hombro de Jade, que lo envolvió con todo lo que pudo, como si lo estuviera tratando de proteger–. Llegamos y tuvieron que cortar su pijama por la mitad con unas enormes tijeras, y no importó que tan rápido todos trabajaron por hacerla quedarse en este mundo, ella tomó su decisión, yo simplemente traté de revertirla y fallé –se culpó y se comenzó a atragantar con su llanto–. Un minuto puede hacer la diferencia, ¡y yo la marqué! –exclamó con dolor.
     –Regan, no, no fue tu culpa –le dijo Jade y sobó su espalda, después su cuello y pasó sus manos por su cabello, tratando de confortarlo de alguna manera que no iba a ser posible, pero siguió intentándolo para hacerlo sentir mejor–. Nada de esto fue tu culpa.
     –Ella no se quería ir –dijo Regan, arrepintiéndose de lo que había dicho. Se separó de Jade–. Tienes razón, fue un accidente. Los accidentes así pasan.
     –Sí, todo fue un horrible accidente –le dijo Jade–. Y no hay nadie a quien culpar –repitió y colocó sus manos sobre las mejillas de Regan–. Todo estará bien, lo prometo –le aseguró y lo volvió a abrazar fuerte y no esta vez no era Regan quien no la dejaba ir, era ella.

Con dos pérdidas tan grandes en su familia, pero sobre todo, tan continuas, Regan supo precisamente lo que no tenía que hacer. El trabajo le dio un gran tiempo para recuperarse de la pérdida, pero Regan se negó a estar lejos de su oficina más de una semanas. Necesitaba su cerebro trabajando y su mente distraída para mantener el dolor a un lado, aunque cuando pisó el suelo del edificio donde trabaja por primera vez después de una semana de ausencia, pudo sentir ese terrible aire familiar que inunda cada oficina, cada rincón.
     –Señor, está aquí –le informó su secretaria a Regan–. ¿Lo dejo entrar?
     Regan se tardó unos segundos en reaccionar y después dirigió su mirada a la puerta. Su misión estaba fracasando terriblemente. No importa que tanto trabajo tuviera, se detiene a mitad de una acción y simplemente se pierde en sus pensamientos, pierde la noción del tiempo y regresa a la realidad hasta que es interrumpido por alguien o se da cuenta de todo el tiempo que ha gastado haciendo absolutamente nada. Regan asintió y su secretaria dejó pasar a un hombre bien arreglado y también perfumado, demasiado. Su loción molestó a Regan y arrugó la nariz, pero puso de pie para recibir a su cita como si estuviera programado para hacerlo y le  ofreció una mano, después ambos se volvieron a sentar.
     –Cualquier cosa que estés ofreciendo, no me interesa –le dijo Regan apático.
     El hombre rió ligeramente y colocó unas carpetas sobre el escritorio, las abrió y sacó una hoja de papel. Se la entregó a Regan y éste la agarró a regañadientes, casi arrebatándosela de la mano, pero conforme la iba leyendo su sonrisa de una satisfacción adelantada por un rechazo que no había pasado se fue desvaneciendo, hasta que quedó sólo sorpresa en su mirada. Al terminar volteó a ver al sujeto que sonreía con satisfacción al ver su reacción.
     –¿Entonces qué va a ser? ¿Un generoso sí o un simple no? –le preguntó.

Parte III

Es verdad que decir adiós, o no decirlo pero desear haber tenido la oportunidad de hacerlo, es en extremo doloroso. Para ti o para la persona que se marcha de tu vida sin mirar atrás.

     Emma:

Tú y yo siempre hemos sido dos personas de diferente tipo. Tú eres capaz de decir la verdad a pesar de lo mucho que puede llegar a doler; eres capaz de poner a las personas que amas, no en riesgo, pero en una situación difícil de superar, aunque sé que lo haces porque sabes que es lo mejor para ellos y nosotros, y ahora lo comprendo, comprendo que tengo que comenzar a hacer más como tú y menos de lo que siempre fui, incluso si me quisiste de esta manera, te aprecio por quererme de esta manera. Eres la única capaz de hacerlo.
      Y ahora, es mi turno de ponerte en esa situación difícil, pero créeme, no importa cuánto pienses que sufres, yo siempre sufriré más por no poder verte otra vez. Sé que prometí que no me iría de esta manera, pero yo no te quería dejar ir primero. Lo sé, es egoísta de mi parte después de todo lo que has hecho por mí; tampoco quiero verte sufrir, o llorar, por eso no fui capaz de decirte que mi hora de partida no era próxima, es ahora.
      Recuerda cuando digo que no me encontrarás a menos que yo quiera ser encontrado, y no quiero ser encontrado por nadie más que tú, y te prometo que no me vas a encontrar porque no dejaré que lo hagas. Necesitas seguir con tu vida, con la vida por la que luchaste cuando viniste por primera vez a Londres, y si lo haces, te prometo hacer lo mismo.
      No te estoy pidiendo que me olvides, pero tampoco te estoy pidiendo que me recuerdes. A partir de ahora tú decides qué hacer con lo que sabes de mí, y lo único que te pido es que respetes mis deseos, otra estúpida y egoísta petición de mi parte, ya que yo no respeté los tuyos. Pero tan pronto comiences a vivir sin mí, te darás cuenta de lo mejor que es. Te darás cuenta que es parte de lo que debió ser y lo que nunca debió suceder.
      Prométeme que vivirás la vida como un juego sin reglas, no te limitarás como yo te hubiera limitado de haberme quedado a tu lado. Y si lo haces, te prometo que yo haré lo mismo, porque sé que es lo que hubieras querido que hiciera. Eso es lo que tenemos en común tú y yo: buscamos la felicidad del otro a través de nuestros propios sacrificios y no hay desigualdad. Mi sacrificio no es más grande lo que el tuyo fue en su momento, así que no sientas como si no hubieras hecho suficiente y yo tampoco lo sentiré. De cualquiera manera, ésta era una decisión que ya estaba hecha, y no puedes decir que no lo sabías.

                                                                                                 Atentamente: Hunter.

Pd: Quisiera decirte que te quiero, pero la magnitud de mi sentimiento no podría expresarse con sólo dos palabras, así que no lo diré. Tú ya sabes lo que siento por ti.

Emma se limpió las lágrimas y dobló la carta a la mitad. La había engañado, se había despertado en la madrugada, como siempre lo hace para salir a fumar o simplemente tomar un vaso de agua, pero esta vez no regresó. Ella debió haber sabido.

Parte IV

Habían pasado dos semanas desde que Liam recibió la llamada y Regan la visita, y ninguno de los dos había hecho una decisión todavía. Hay gente que cuenta con ellos, personas que los necesitan y ellos saben que tienen que hacer sus movimientos con cuidado.
     Alexandra y Alexander entraron a las habitaciones de las respectivas personas con las que se supone deberían hablar para resolver los problemas, y éstas las voltearon a ver sin mostrar mucho interés. Liam seguía sintiéndose herido de que Alexandra no hubiera querido ni siquiera considerar un poco en lo que a él le gustaría hacer de su vida cuando él le había entregado todo lo que ella quería de él; y Regan no sabía qué hacer. Suspiraron.
     –¿Puedo hablar contigo? –le preguntó Alexandra a Liam y él asintió. Ella se acercó a él y se sentó en el borde de la cama, a su lado–. Quiero saber de lo que se trata…
     –¿En serio quieres saber? –le preguntó Regan a Alexander y él asintió.
     –Bueno, incluye una mudanza –le dijo Liam a Alexandra y ella trató de no fruncir el ceño al escuchar la palabra. Alexander se cruzó de brazos al escuchar lo mismo de su hermano.
     –Es obviamente una propuesta que tengo que considerar –continuó Regan.
     –Y lo he pensado demasiado –dijo Liam–. Y haré lo que tú consideres lo mejor.
     –Y haré lo que yo considero lo que es mejor para mí –dijo Regan.
     –¿Así que qué va a ser? –preguntaron Liam y Alexander al mismo tiempo, en dos lugares completamente distintos, teniendo una conversación extrañamente similar.
     Alexandra y Regan permanecieron callados, pensando.
     –Lo voy a hacer –respondió Regan, y Alexandra pronunció las mismas palabras con unos segundos de diferencia–. En serio creo que es lo mejor –añadieron.
     Liam, en su habitación, sonrió orgulloso de saber que Alexandra pensaba tanto en él como él piensa en ella al hacer cada decisión que pudiera posiblemente afectarla; pero al otro lado de Los Ángeles, la expresión de Alexander se congeló y se limitó a escuchar la explicación de Regan, como si ésta justificara lo que estaba a punto de hacer.
     –No puedo creer que hayas dicho sí –dijo uno con alegría, el otro con decepción.

Parte V

En algunas ocasiones Emma no estaba, en otras faltaba Meghan, Tony fue el primero en tomar la decisión propia de separarse del grupo, y más tarde se enteraron de que Hunter estaría por siempre ausente de sus vidas. Sí, un pequeño número de amigos ha recibido demasiados golpes, tanto individuales como en grupo, pero si algo han aprendido a hacer es superarlo juntos, y después de cada momento que han compartido, les resultaba casi imposible decir se adiós. Pero ese adiós se acercó sin previo aviso y de pronto la boda de Liam y Alexandra había sido re-programada para inicios de Abril, la casa donde Regan siempre había vivido había sido puesta en venta, y boletos de avión fueron comprados.
     Esa fue la manera organizada en la que el grupo se preparó para su última reunión dos días después de la boda de Alexandra y Liam, ellos decidieron no ir a su luna de miel para poder avanzar con la mudanza lo más pronto posible, así que les quedó el mínimo de tiempo libre. Tiempo libre que Alexandra disfrutaría con sus amigos hablando de todo y nada a la vez. Tiempo libre que fue bien aprovechado porque al salir por la puerta de la casa de Alexandra, el adiós que fue pronunciado, si bien no estaba dirigido para ser el último, lo fue.
     Nunca se sabe si al despedirte de una persona será la última vez que lo verás, puede ser que lo encuentres en la callé o comprando en la misma cafetería que tú, o tal vez sus destinos se vuelvan a cruzar y sean presentados por otras personas que no sabían que tenían un pasado. Pero las posibilidades de que esto pase con los que fueron algún día inseparables  amigos son, tristemente, casi nulas. Siempre queda una grieta que abre las posibilidades.
     En la última noche que pasaron juntos, fotos fueron tomadas, recuerdos fueron capturados, momentos que jamás serían olvidados por el simple hecho de que serían los últimos que vivirían juntos como amigos. Bebieron juntos, excepto por la futura mamá, y brindaron por una sola cosa: “Por los años que vienen, por una vida llena de posibilidades infinitas y sin limites que nos impidan cumplir nuestros sueños.” En ese momento que todos bebieron de sus copas, ya sea vino o refresco, supieron que su futuro no lo pasarían juntos.
     El primero en marcharse fuera de sus vidas fue Tony, quien se paró y se despidió de todos con un beso en la mejilla. El día siguiente tomó, junto con su novia que había sido formalmente invitada a todos los eventos, el avión de regreso a casa, el lugar donde más tarde se encontraría con Jade y le explicaría que se casó con su novia formal de la Universidad, Andrea, y que ahora tienen una hija que había sido nombrada como su fallecida madre. Se abrazarían y reirían por última vez al alejarse para jamás volverse a encontrar. Tal vez Tony vivió, quién sabe, feliz por siempre.
     Tan pronto como se dio cuenta de que su único restante mejor amigo se había marchado, Regan decidió irse también. Se mudó a Nueva York dos semanas después y continuó su vida como director ejecutivo de una firma más importante que la que su papá le había heredado, dejando así a Alexander en el cargo, quien más tarde se casó con Meghan y formaron una feliz y numerosa familia en Stanford. A pesar de las constantes visitas de Regan, jamás tuvo la suerte de encontrarse con sus viejos amigos de nuevo.
     Emma siguió a Regan quince minutos después de su partida. Emma perdió total contacto con Hunter e incluso se obligó a olvidar el nombre bajo el cual él decidió continuar su vida, muy en el fondo sabe que todavía lo recuerda, pero prefiere mantenerlo para ella. Unos años después se mudó a Londres, donde retomó su ajetreada relación con Isaac. Juntos se unieron a campañas contra el acoso escolar, Emma comenzó a asistir chicas con los mismos problemas que ella superó e incluso comenzó a ayudar en conferencias contra las drogas que se llevan a cabo en los colegios de preparatoria y secundaria.
     Alexandra y Jade mantuvieron el contacto hasta el último día de Alexandra en Los Ángeles, después de su mudanza a Atlanta, las llamadas entre ambas se fueron acortando y pronto desaparecieron. Alexandra y Liam recibieron a su segundo, pero no último, hijo a principios de Mayo. Alexandra se tomó el tiempo para terminar la universidad y después decidió comenzar a trabajar de maestra en la escuela donde inscribieron a Hailie. Ella y Liam vivieron felizmente discutiendo por el resto de sus vidas.
      Y Jade, Jade permaneció en Los Ángeles, hizo nuevos amigos, encontró un nuevo amor, y vivió feliz con lo que se quedó: recuerdos de un incomparable grupo de amigos, teniendo presente que pocos tienen la oportunidad de compartir amigos tan unidos como los que ella tuvo. Así que después de que se quedó sola, no se sintió mal ni mucho menos, se sintió orgullosa. Orgullosa de haberlos conocido, orgullosa de haber crecido con ellos y orgullosa de recordar el apoyo que recibió y dio para superar los obstáculos más importantes en sus vidas; orgullosa de haberlos perdido teniendo la seguridad de que ellos estarán bien sin ella, justo como ella estará bien sin ellos, y por eso no le entristece que su misión como amigos no estuviera destinada a ir más a allá de lo que compartieron en la adolescencia. Está conforme, está feliz como todos algún día llegarán a estarlo. Está bien y seguirá bien.

Voy a llorar, voy a llorar, voy a llorar.
   Chicas, espero no haberlas decepcionado con este capítulo. ¿Ven? Fue más largo de los que son normalmente, pero yo sigo llorando T_T Y este salto de página no es suficiente para expresar lo que siento. Esperen una entrada pronto con los sentimientos encontrados y díganme los suyos :( Haría un discurso enorme ahorita, pero lo haré en la siguiente entrada :) [responderé a comentarios de la entrada pasada en la siguiente entrada] ¡Las quiero!

7 comentarios:

A.S. dijo...

Son las doce y media y entré. Leí solo la parte V y menos quiero terminar de leerlo :( ksjdbfkajsd ya pues :( si terminaré de leerlo pero ajsdfsakbj ME ESTÁ MATANDO! ksjbfkajs soy re panchera pero soy mujer, soy estudiante y soy Mexicana (?) Comprendo tu dolor Mar :( espero el discurso emotivo para llorar bien :( prometo comentar en las entradas que me faltan (son como seis creo .-.)

:(

Lorna dijo...

Sin palabras! Te quedo simplemente hermoso, entre y no queria leerlo, sentia que iba a desmallarme y vaya que lo hize (literal) te quedo muy hermoso debo admitir... Me lo imaginaba diferente, pero este quedo perfecto... Un final perfecto, y me gusto eso de que haya sido un final real, esos son los que me gustan...
FELICIDADES Mar, vaya historia que escribiste :DD

Gabi dijo...

Llorooo!!!!!!!! no puedo creer que ese sea el fin de una novela que llevo leyendo desde hace 2 años!!! dios!! quede sin palabras!! esta novela fue demaciado buenaa!! aunque falto lo que paso con Hunter!
un besoy felicidades

Ale dijo...

Me quede sin palabras, de verdad. Que lindo final, muy real. Para algunos sera uno feliz y para otros, no. No puedo creer que la historia haya acabado :( Esta bien, todo llega a su final, pero no queria que esto llegara a eso :'(Falto un poco de Hunter, y de Meghan pero igual quedo lindo. Diferente a como me lo esperaba pero igual fue asombroso. Felicitaciones Mar :D eres una gran escritora :D

Rommy (: dijo...

No. No. No. No. Y. No.
¿FINAL? D:
Puta que duele esto :c kasjkas!
Mar es que... te pasaste! *.*
O sea la forma en que lo escribiste me partió el corazón!
Askasjk me mató la parte de Liam :$ ohsi! akjsjasas no recordaba que era tantaaaaa la diferencia :| Y esos problemas que eran tan básicos en ese tiempo D: Dios en que momento vivimos tanto!!!? o.O
L&A aaaaaaaaaaaaaaaw *.* puedo morir tranquila ya que quedaron juntitos *.* peleando, pero juntos! :) jajajaa
Ohdios la madre de Regan! :| es que no sé como él logró superarlo todo o.O Yo no hubiera podido! :S Que hoooooorrible eso :S
Pucha con Hunter me hiciste llorar :'( ¿Despedida? Uh. como que me duele, pero lo acepto, pero igual me duele D: Dioooos! :c lloraré de nuevo :c Dejaré que mi cabecita piense que en un tiempo futuro se reencontraron y fueron felices de nuevo *.* :c
¡Dios! ¿Como lograste hacer eso en la parte de Regan, Alexander, Liam y Alexandra? .____________. ¡Te pasaste Mar! *.* INCREIBLE!
Uf, el final :|
Me gustó en parte que no fuera el típico convencional "fueron felices" Se notaba que no todos volverían a estar juntos por siempre :c pero se centraron en recordar lo lindo que fue ese tiempo de ser amigos *.* aaaw!
Finales que te erizan la piel :$ ajskajas!

AY MAR! *.*
Recuerdo cuando llegué a tu blog y llevabas varios caps pero los leí de un tiron y me enamoré de Liam *.* jajajajajaja!
No puedo creer que ya haya terminado y no leeremos más de estos personajes :c Has hecho un incréible, pero más que fascinante trabajo con la nove *.* Desde la forma en que escribias, hasta el maldito fabuloso diseño de tu blog *.* Me quedo tranquila de que MaR no termina aquí sino que se viene más! :D
Muchas gracias por todos esos caps, por todos esos momentos que nos alegraste, amargaste, enojaste, inspiraste, enterneciste con esta nove *.*

Anónimo dijo...

Estoy llorando, claro que lo estoy haciendo. Por empezar, no sabes lo que te he extrañado, a vos, a blogger. Mi computadora estuvo rota por mucho tiempo. Y venir, y encontrarme con esto fue muchisimo. No sabes el grito que pegue,y las veces que maldije cuando leí "Jugando sin re glas: Capitulo 90. Final". Enserio, fue muy duro. Es que, vamos.. te leo casi desde el principio. Por el capitulo 20 o menos vengo leyendote, acompañandote, solo que escondida. Recuerdo bien que te empece a seguir, y prometi leerte alguna vez, solo que pensaba que escribias mucho, y no me iba a enganchar. Pero que equivocada que estaba, termine enamorada de tus personajes, de sus historias, de tu novela. Sufri con las chicas y sus mal de amores, incluso con los chicos sufri por sus amores no correspondidos, odie a Tony y a Meghan, para luego amarlos. Me encapriche con Regan, y luego con Hunter. Compadeci a Jade y Emma por sus conflictivos novios. Mori de ternura con Liam y Alex. Y vaya que si sufri con Hunter, temiendo por su vida en todos los capitulos.
Yo juro que ame tu novela Mar, y siempre la voy a recordar, y es enserio.
Lamento no haber podido comentar los anteriores capitulos, enserio lo hago. Es que me hubiera gustado que sepas lo mucho que iba a sufrir con el final.
El final fue perfecto, no de la manera que yo lo creia, o queria. Pero lo fue, claro que esperaba que Regan y Jade terminaran juntos, o que Emma y Hunter tambien. Pero todo no se puede en esta vida. Asi como ellos no pudieron estar juntos para siempre.
Y sin duda este fue uno de los mejores capitulos que lei, haciendo llorar y pensar que todo en la vida tiene un fin, que a su vez en un gran comienzo para algo nuevo. Y asi sucesivamente.
No puedo evitar pensar en dos años atras, ya, no? Enserio, como pasa el tiempo. Juro que no lo puedo creer. Y te imagino, nos imagino, como una madre orgullosa al leer este capitulo diciendo: "Crecen tan rapido. Estan enormes". No se, juro que no caigo que termino.
Mar, solo quiero decirte una vez mas, GRACIAS. Gracias infinitas por compartir tu magia a la hora de escribir. Gracias por dejarnos ser parte de tu mundo. Te voy a estar eternamente agradecida, y si, estoy emocionada.
por supuesto que voy a estar esperando con ansias lo que sea que vayas a escribir, incluso vi tu otro post, y seguramente lo comente!
Y por ultimo, podrias pasarme tu fb o tenes tw? Para asi seguir en contacto.
Una vez mas, gracias. Y que tengas una linda semana Mar. Te adoro.

TormentosDulces dijo...

Noooooooooooo ! Estoy Mal Sin Saber Qe Hacer, Como Actuar, En Shok......... Tu Sabes Que Me Has Hechoo Llorar En Muchas Ocaciones Y Sentir Como Sii Te Contara Parte De Mi Vida Leyendo Algunos Personajes..... Tuu! Mee Hiciste Enamorar De Esta Novela, Y Ahora Qe Pasara......... Te Seguire Leyendo Obvio......... Te He Acompañado Durante Tanto Tiempo Tantos Cambios Del Blog, Tantos Capitulos Y Muchas Cosas Mas Qee Cada Semana Estaba Anciosa De Ver, Y Ahora Esto Es Unaa Parte De Miii Qe NO MORIRA y el final PERFECTO! Tu Sabes Como Cautivar Con Tu Escritura. Y Me Cautivaste Pr Completo El Leer Y Sentir Como Si Viera Los Personajes En Algun Lado Haciendo Exactamente Lo Que Dice En El Texto Es Magico Y Pocas Personas Lo Logran Y Tu! Tu Te Pasaste, Felicidades Mar Y Gracias Pr Estar Hay Dando Un Pedazito De Ti Para Cada Unaa De Nosotras! No Lo Qeria Leer Cuando Entre A La Pagina Y Vi Qe Ya Estaba :S Me Dio Una Gran Nostalgia Y Toda La Lectura Sentia Mi Corazon Casi Salirse...... Extrañare Saber Mas De Estos Personajes Y Ese Realizmo Tuyo Con El FInal Me Cautivo, Espero Anciosa La Otra Novela, Porfa Me Puedes Enviar El Link A Mi Face, Donde Esta La Otra Novela ;) Te Cuidas...