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10/11/2012

Cap. 71


Emma’s POV
Noviembre 23, 2012

Hubo un largo silencio entre lo que Hunter acababa de decir y lo que yo había preguntado.
     Todo eso me cayó de golpe, como cualquier noticia así lo haría, pero no sé por qué me dolió incluso más que cuando yo le dije que me iría a Londres, supongo que así es como se siente cuando eres la persona que recibe la noticia. Estar del otro lado.
     Y además, fue sólo lo que remató un mal día.
     Hunter me volteó a ver.
     –Sería egoísta si lo hicieras –me contestó y se puso de pie.
     –¿Así que eso es todo? –le pregunté y me puse de pie también–. ¿Sólo te vas a ir y ya? –le pregunté con la voz quebrantada–. No te puedes ir, acabamos de regresar.
     –¿Qué quieres qué haga? –me preguntó un poco molesto–. ¡No puedo quedarme aquí!
     –¿Ni siquiera por mi? –le pregunté.
     Él se sorprendió por mi pregunta.
     –Estás siendo egoísta y tú no eres así –me replicó y cabeceó con desaprobación.
     –Tal vez es porque te quiero tanto –le dije y me traté de acercar a él–. No puedo evitar ser egoísta.
     –Sí, pero—–
     –¿Y tú no? –le pregunté enojada.
     –¿Qué? –me preguntó confundido–. Sólo estoy pensando en mi familia –me contestó.
     –Entonces quédate si sabes lo que es mejor para ellos –le repliqué y retrocedí unos pasos.
     Él no me dijo nada, más me observó con perspicacia.
     –¿Me tienes miedo? –me preguntó dolido–. ¿Por qué te alejaste de mí?
     –Yo… a veces te enojas –le contesté dudosa–. Muy fácil –añadí.
     –¿Y crees que te haría algo a ti? –me preguntó, ahora ofendido.
     –No sólo que… –suspiré e hice una pausa–. Te sueles enojar si alguien dice o haga algo que te lastime… o sea lo contrario de lo que tú piensas… así que… sé que lo tratas de evitar, pero a veces no puedes controlarte y bueno… lo que planeaba decirte no es… agradable para ti –le expliqué, algo temerosa y tartamudeando. Él me miró y después se dio media vuelta–. Hunter, lo siento,–le dije y me acerqué a él.
     –Emma, es horrible –me dijo herido–. Odio que pienses así.
     –No lo hago –le dije y él me miró poco convencido–. Sólo que… todavía estás enojado –noté y lo agarré de la mano, pero él la soltó–. Es fácil de notar cuando estás alterado.
     –Y, como todos, tienes miedo a mi reacción –asumió y bajó los escalones de mi porche–. Creo que será mejor si me voy… –me dijo y antes de irse, me volteó a ver–. Y para dejarlo claro, no estoy enojado contigo, más bien herido.

Lunes 26
8:00 A.M.

Hunter y yo sólo cruzamos miradas en el pasillo, pasamos uno junto al otro, pero no dijimos nada en absoluto y cuando él me dio la espalda completamente al pasarme de largo, yo lo seguí hasta su casillero, pero él no sacó sus libros, sólo lo abrió y lo cerró dramáticamente. Prosiguió a recargar su cabeza ahí y dejar que el tiempo pasara hasta que sonara el timbre.
     –¿Por qué lo estás espiando? –me preguntó Jade al acercarse.
     –Tuvimos una discusión –le contesté seguí caminando en sentido contrario a Hunter.
     –Ah, ya veo, problemas en el paraíso –dijo y me siguió, caminó a mi lado–. ¿Qué fue? Ustedes son perfectos.
     –Ojalá y fuera así, pero… –me detuve y respiré hondo–. Dije algo que lo lastimó –le contesté sin más explicación–. Creo que lo lastimé.
     –¿Lo crees? –me preguntó.
     –Lo hice –aclaré.

Martes 27
12:00 P.M.

–Siento como si me fueras a violar –me dijo Hunter cuando lo acorralé en los vestidores de chicos después que todos se hubieran ido y él se hubiera quedado cambiándose, como siempre, tarde. Y si, él tenía algo de razón. Eso parecía. Porque justo cuando iba a dar la vuelta entre los casilleros, llegué por detrás y lo empujé contra uno, sosteniendo uno de mis brazos contra su pecho. Él todavía tenía la respiración entre cortada por la sorpresa. Yo me separé de él. Sólo hice eso porque tenía miedo de que se fuera asustar y como defensa propia me fuera a aventar al otro lado de la habitación sin darse cuenta de que era yo. Por suerte, eso no pasó. Esta reacción no me está ayudando, él sabe porque lo hice.
     –Gracias, eso hubiera sido un gran trauma para mi –me dijo sarcástico cuando me alejé de él–. ¿Por qué tanta privacidad? ¿Es necesaria? –me preguntó y observó el lugar.
     –Quería que fuera privado –le contesté y me senté en la banca–. Y siento lo que dije.
     –Ya pasaron tres días –me replicó y se encogió de hombros–. Creo que ya lo superé.
     –No lo has hecho.
     –¡Maldita sea, claro que no! –me dijo y cerró su casillero de golpe–. Emma, ¿cómo pudo estar contigo en… la intimidad sabiendo que me tienes miedo? –me preguntó y agarró su mochila, se la colgó en el hombro–. Esto me tomará varios días para… olvidarlo.
     –Lo entiendo –le dije y me puse de pie para evitar que se fuera.
     –¿Qué? ¿No puedo irme ahora? –me preguntó y yo lo miré directo a los ojos–. ¿Vas a besarme o algo? Tengo que irme –dijo, pero no retrocedió ni un centímetro.
     –¿Eso ayudaría en algo? –le pregunté con una sonrisa coqueta.
     –No –me contestó.
     –Honesto –suspiré y me aparté–. Puedes irte si quieres.
     –No quiero irme –me dijo y dejó caer su mochila–. Soy un estúpido –suspiró y se sentó en la banca–. Tienes razón, tengo que quedarme.
     –No, yo estoy mal, tú bien –le dije y me senté a su lado–. No me escuches.
     –Lo estoy haciendo –admitió y me volteó a ver–. Y tienes la completa razón.
     –¿Por qué? –pregunté con interés de saber el porqué de su repentino cambio de opinión.
     –Sé que estar con mi familia es lo mejor para mi, pero me hiciste pensar, ¿en realidad es lo mejor para ellos? Mis hermanos, ellos me encontraron en mi habitación el día que caí en coma, y para cuando regresé del hospital, comencé mi recuperación, desintoxicación, no fue fácil, y ellos tuvieron que consumir toda la violencia familiar que provoqué y ha seguido, y ellos han estado ahí desde el inicio –me explicó y se le hizo un nudo en la garganta–. Me ven discutir, sobre todo con papá, una vez lo golpeé y le rompí la nariz frente a ellos, ¿cómo eso los hace sentir? Ese tipo de recuerdos crecen con ellos y no quiero que se formen una idea equivocada de lo que es correcto hacer, mi ejemplo no es… uno bueno –hizo una pausa y prosiguió un minuto después:– Necesito pensar en ellos y no en mi, no me había dado cuenta, pero yo también estaba siendo egoísta. Sé que si me mudo con ellos tendré que aprender a controlarme mejor, y sé que es difícil, y también me doy cuenta de que no me ha ido muy bien en ese aspecto. Creo que lo que están buscando, mi mamá y papá, es un nuevo comienzo. Sobre todo mi papá, por eso él quería que me quedara aquí, porque quieren olvidar y como eso es imposible, las tratarán de colocar a un lado y eso es un lujo que yo, claramente, no me puedo dar.
     –Ellos claramente te quieren, en realidad te adoran, pero puede que no les estés haciendo tan bien como piensas. A veces alejarse un poco es lo mejor. Incluso si es tu familia –lo animé, dándole la razón, porque es lo que yo pretendía decir en un principio. Él no dijo nada más y me puse de pie. Hunter me siguió con la mirada y me paré frente a él, acaricié su cabello, peinándolo y lo besé en la coronilla–. Te veré más tarde en el almuerzo –le dije y le sonreí débilmente. No es tiempo de grandes sonrisas.
     –Voy a hacerme un análisis de detección de drogas –me informó de la nada y también se puso de pie–. Necesito probarles que he estado más que limpio.
     –No necesitas probarles nada –le dije y le tomé de la mano–. Ellos necesitan creer en ti –hice una pausa y solté su mano–. Necesitas enseñarles.
     –Y si me niego los haré sospechar más, necesito enseñarles a confiar en mi por medio de pruebas porque así es nuestra relación –me replicó y miró hacia el suelo–. Creo que debería acabar con esto y ya. No debería darles más motivos para desconfiar.
     –Haz lo que creas correcto –le dije y le ofrecí otra media sonrisa.
     Él asintió y se puso de pie también.
     –Una última cosa, es sobre la obra –me dijo y recogió su mochila–. Cuando falté, ¿que hiciste? –me preguntó.
     –Yo…–suspiré–. Nada.

Jueves 29
2:50 P.M.

Hoy se supone que debía tener teatro, pero no iría al club de drama esta vez porque me habían expulsado oficialmente de éste. Al ver que Hunter no apareció, me entró pánico, porque de alguna manera, él me hacía sentir cómoda en el escenario, sin miedo a las criticas de los demás, porque si hacíamos el ridículo, lo haríamos juntos. Pero sin él no funcionaba, así que avisé a Lynette, unos minutos antes de que la obra comenzara, que no quería actuar y que necesitaba irme, ella se enfureció y lo único que me dijo es que yo y Hunter podíamos ir olvidándonos de volver entrar al club. Lo entiendo, trabajamos duro y no fue sólo Hunter quien casi arruina todo. Aunque debo admitir que cuando lo vi me enojé un poco porque yo quería actuar y en parte, él me orilló a renunciar gracias a su ausencia. Si cabe mencionar, tampoco quería besar a Samuel. Como no me dirigí a teatro, Hunter me siguió, confundido porque él no sabía que también había sido expulsado y cuando se lo dije, se lo tomó con calma. Se encogió de hombros y dijo:
     –Está bien, estas cosas pasan.
     –¿Así que no estás… triste? –le pregunté extrañada.
     –¿Debería estarlo? –me preguntó con un bufido–. Estaba ahí por ti, y sin ofender, tengo cosas más importantes de las cuales preocuparme, así que esto no es un gran asunto, aunque lo siento por ti –me respondió.
     –Bueno, gracias por lo ultimo –le repliqué y me acomodé el bolso en el hombro–. Creo que ahora podré unirme a la clase de pintura o algo.
     –Sí y yo en estos meses que quedan podría apoyar de algo al equipo de lucha –me comentó y me sonrió–. Bueno, tengo que irme entonces.–
     –De acuerdo… adiós –me despedí y él asintió.
     Siguió caminando y cuando desapareció de mi vista, seguí caminado a la salida del otro lado del colegio, me extrañó que Hunter, conociéndolo, no me ofreciera llevarme a la casa esta vez como siempre lo hace, pero, como él dijo, tiene cosas más importantes de las cuales preocuparse y eso está bien. Necesita espacio, eso es todo.

Sábado 01 de Diciembre
6:00 P.M.

Escuché a Hunter estacionar su camioneta frente a mi casa, la música a todo volumen y él bajó vistiendo sus gafas de sol con orgullo. Alguien estaba de buen humor. Sonreí mientras observaba desde mi ventana y no le di tiempo de tocar el timbre o dejar a mis papás, que estaban en la sala, le abrieran la puerta, yo bajé corriendo y la abrí personalmente. Hunter prometió que hablaría con sus papás sobre todo desde el martes, y desde ese día no me ha dicho absolutamente nada respecto a ello, por eso estoy ansiosa. Necesito saber todo lo que le dijeron y como reaccionaron, si se hizo el análisis o no. Todo.
     –¿Podemos subir a la habitación? –le pregunté a mi papá y Hunter lo saludó.
     Él nos observó y después de un momento, asintió.
     –Pero la puerta se quedará abierta, no hay negociaciones –ordenó mi papá sin despegar la vista de Hunter, tratando de analizarlo.
     –No se preocupe señor –dijo Hunter con suficiencia–. Somos muy discretos con todo lo que hacemos allá arriba cuando están presentes acá abajo, somos prudentes y callados.
     Mi papá me miró alarmado.
     –Está bromeando –le dije nerviosa.
     –Espero –dijo mi mamá.
     –¿Qué te pasa?–regañé a Hunter con un murmuro. Después lo jalé de la mano y subimos las escaleras rápidamente, entramos a mi habitación y entrecerré la puerta, para que mis papás no pudieran escuchar todo lo que Hunter tenía que decir. Él se echó sobre mi cama y aventó sus lentes de sol a la alfombra, se talló los ojos, bostezó y se volvió a levantarse. Sentando en el borde de la cama, me miró sonriente–. ¿Se me permite preguntar por qué estás de tan buen humor? –le pregunté y me arrastré mi silla del escritorio frente a la cama. Me senté y esperé su respuesta, pero sólo se quedó callado.
     –¿Hunter, todo está bien? –le pregunté preocupada–. ¿Por qué te quedaste callado?
     –Todo está… más o menos. No me hice el análisis, eso no les inspiró confianza, como pensé que sería, pero a decir verdad, me siento bien porque tengo mi consciencia limpia. Aunque ahora las cosas están un poco más tensas de lo normal –me explicó con la mirada perdida sobre mi.
     –¿Y que dijeron sobre tu decisión de quedarte? –le pregunté con interés, lo que llamó su atención.
     –¿Que qué dijeron sobre mi decisión? –preguntó en un suspiró y cabeceó–. Bueno, entienden mi idea.
     –¿Y eso significa que…? –lo presioné.
            –Que lo están considerando –me respondió y sonrió–. ¿Pero sabes qué es lo mejor de todo? –me preguntó y yo negué con la cabeza–. Pues que no me pueden obligar a hacer nada –expresó aparentemente jovial, pero de tantas veces que he visto a Hunter fingir felicidad, está ha sido la más falsa de todas.

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Y NZ. No encuentro otra manera de explicarte :S
Para el anónimo: bueno, no sabes lo difícil que es escribir. Y no, no he flojeado, simplemente no es tan sencillo como parece.

Y bueno, gracias por todos los comentarios, ultimamente no tengo tanto tiempo de escribir ni de publicar, así que no estaré contestando, pero me alegro que me sigan leyendo después de todo y sobre todo, que sigan comentando, las quiero mil! :) <3<3

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