Emma’s
POV
Noviembre 23, 2012
Hubo un largo silencio entre lo que Hunter acababa de
decir y lo que yo había preguntado.
Todo eso me
cayó de golpe, como cualquier noticia así lo haría, pero no sé por qué me dolió
incluso más que cuando yo le dije que me iría a Londres, supongo que así es
como se siente cuando eres la persona que recibe la noticia. Estar del otro
lado.
Y además,
fue sólo lo que remató un mal día.
Hunter me
volteó a ver.
–Sería
egoísta si lo hicieras –me contestó y se puso de pie.
–¿Así que
eso es todo? –le pregunté y me puse de pie también–. ¿Sólo te vas a ir y ya?
–le pregunté con la voz quebrantada–. No te puedes ir, acabamos de regresar.
–¿Qué
quieres qué haga? –me preguntó un poco molesto–. ¡No puedo quedarme aquí!
–¿Ni
siquiera por mi? –le pregunté.
Él se
sorprendió por mi pregunta.
–Estás
siendo egoísta y tú no eres así –me replicó y cabeceó con desaprobación.
–Tal vez es
porque te quiero tanto –le dije y me traté de acercar a él–. No puedo evitar
ser egoísta.
–Sí, pero—–
–¿Y tú no?
–le pregunté enojada.
–¿Qué? –me
preguntó confundido–. Sólo estoy pensando en mi familia –me contestó.
–Entonces
quédate si sabes lo que es mejor para ellos –le repliqué y retrocedí unos
pasos.
Él no me
dijo nada, más me observó con perspicacia.
–¿Me tienes
miedo? –me preguntó dolido–. ¿Por qué te alejaste de mí?
–Yo… a veces
te enojas –le contesté dudosa–. Muy fácil –añadí.
–¿Y crees
que te haría algo a ti? –me preguntó, ahora ofendido.
–No sólo
que… –suspiré e hice una pausa–. Te sueles enojar si alguien dice o haga algo
que te lastime… o sea lo contrario de lo que tú piensas… así que… sé que lo
tratas de evitar, pero a veces no puedes controlarte y bueno… lo que planeaba
decirte no es… agradable para ti –le expliqué, algo temerosa y tartamudeando.
Él me miró y después se dio media vuelta–. Hunter, lo siento,–le dije y me
acerqué a él.
–Emma, es
horrible –me dijo herido–. Odio que pienses así.
–No lo hago
–le dije y él me miró poco convencido–. Sólo que… todavía estás enojado –noté y
lo agarré de la mano, pero él la soltó–. Es fácil de notar cuando estás
alterado.
–Y, como
todos, tienes miedo a mi reacción –asumió y bajó los escalones de mi porche–.
Creo que será mejor si me voy… –me dijo y antes de irse, me volteó a ver–. Y
para dejarlo claro, no estoy enojado contigo, más bien herido.
Lunes 26
8:00 A.M.
Hunter y yo sólo cruzamos miradas en el pasillo,
pasamos uno junto al otro, pero no dijimos nada en absoluto y cuando él me dio
la espalda completamente al pasarme de largo, yo lo seguí hasta su casillero,
pero él no sacó sus libros, sólo lo abrió y lo cerró dramáticamente. Prosiguió
a recargar su cabeza ahí y dejar que el tiempo pasara hasta que sonara el
timbre.
–¿Por qué lo
estás espiando? –me preguntó Jade al acercarse.
–Tuvimos una
discusión –le contesté seguí caminando en sentido contrario a Hunter.
–Ah, ya veo,
problemas en el paraíso –dijo y me siguió, caminó a mi lado–. ¿Qué fue? Ustedes
son perfectos.
–Ojalá y
fuera así, pero… –me detuve y respiré hondo–. Dije algo que lo lastimó –le
contesté sin más explicación–. Creo que lo lastimé.
–¿Lo crees?
–me preguntó.
–Lo hice
–aclaré.
Martes 27
12:00 P.M.
–Siento como si me fueras a violar –me dijo Hunter
cuando lo acorralé en los vestidores de chicos después que todos se hubieran
ido y él se hubiera quedado cambiándose, como siempre, tarde. Y si, él tenía
algo de razón. Eso parecía. Porque justo cuando iba a dar la vuelta entre los
casilleros, llegué por detrás y lo empujé contra uno, sosteniendo uno de mis
brazos contra su pecho. Él todavía tenía la respiración entre cortada por la
sorpresa. Yo me separé de él. Sólo hice eso porque tenía miedo de que se fuera
asustar y como defensa propia me fuera a aventar al otro lado de la habitación
sin darse cuenta de que era yo. Por suerte, eso no pasó. Esta reacción no me
está ayudando, él sabe porque lo hice.
–Gracias,
eso hubiera sido un gran trauma para mi –me dijo sarcástico cuando me alejé de
él–. ¿Por qué tanta privacidad? ¿Es necesaria? –me preguntó y observó el lugar.
–Quería que
fuera privado –le contesté y me senté en la banca–. Y siento lo que dije.
–Ya pasaron
tres días –me replicó y se encogió de hombros–. Creo que ya lo superé.
–No lo has
hecho.
–¡Maldita
sea, claro que no! –me dijo y cerró su casillero de golpe–. Emma, ¿cómo pudo
estar contigo en… la intimidad sabiendo que me tienes miedo? –me preguntó y
agarró su mochila, se la colgó en el hombro–. Esto me tomará varios días para…
olvidarlo.
–Lo entiendo
–le dije y me puse de pie para evitar que se fuera.
–¿Qué? ¿No
puedo irme ahora? –me preguntó y yo lo miré directo a los ojos–. ¿Vas a besarme
o algo? Tengo que irme –dijo, pero no retrocedió ni un centímetro.
–¿Eso
ayudaría en algo? –le pregunté con una sonrisa coqueta.
–No –me
contestó.
–Honesto
–suspiré y me aparté–. Puedes irte si quieres.
–No quiero
irme –me dijo y dejó caer su mochila–. Soy un estúpido –suspiró y se sentó en
la banca–. Tienes razón, tengo que quedarme.
–No, yo
estoy mal, tú bien –le dije y me senté a su lado–. No me escuches.
–Lo estoy
haciendo –admitió y me volteó a ver–. Y tienes la completa razón.
–¿Por qué?
–pregunté con interés de saber el porqué de su repentino cambio de opinión.
–Sé que
estar con mi familia es lo mejor para mi, pero me hiciste pensar, ¿en realidad
es lo mejor para ellos? Mis hermanos, ellos me encontraron en mi habitación el
día que caí en coma, y para cuando regresé del hospital, comencé mi
recuperación, desintoxicación, no fue fácil, y ellos tuvieron que consumir toda
la violencia familiar que provoqué y ha seguido, y ellos han estado ahí desde
el inicio –me explicó y se le hizo un nudo en la garganta–. Me ven discutir,
sobre todo con papá, una vez lo golpeé y le rompí la nariz frente a ellos,
¿cómo eso los hace sentir? Ese tipo de recuerdos crecen con ellos y no quiero
que se formen una idea equivocada de lo que es correcto hacer, mi ejemplo no
es… uno bueno –hizo una pausa y prosiguió un minuto después:– Necesito pensar
en ellos y no en mi, no me había dado cuenta, pero yo también estaba siendo
egoísta. Sé que si me mudo con ellos tendré que aprender a controlarme mejor, y
sé que es difícil, y también me doy cuenta de que no me ha ido muy bien en ese
aspecto. Creo que lo que están buscando, mi mamá y papá, es un nuevo comienzo.
Sobre todo mi papá, por eso él quería que me quedara aquí, porque quieren
olvidar y como eso es imposible, las tratarán de colocar a un lado y eso es un
lujo que yo, claramente, no me puedo dar.
–Ellos
claramente te quieren, en realidad te adoran, pero puede que no les estés
haciendo tan bien como piensas. A veces alejarse un poco es lo mejor. Incluso
si es tu familia –lo animé, dándole la razón, porque es lo que yo pretendía
decir en un principio. Él no dijo nada más y me puse de pie. Hunter me siguió
con la mirada y me paré frente a él, acaricié su cabello, peinándolo y lo besé
en la coronilla–. Te veré más tarde en el almuerzo –le dije y le sonreí
débilmente. No es tiempo de grandes sonrisas.
–Voy a
hacerme un análisis de detección de drogas –me informó de la nada y también se
puso de pie–. Necesito probarles que he estado más que limpio.
–No
necesitas probarles nada –le dije y le tomé de la mano–. Ellos necesitan creer
en ti –hice una pausa y solté su mano–. Necesitas enseñarles.
–Y si me
niego los haré sospechar más, necesito enseñarles a confiar en mi por medio de
pruebas porque así es nuestra relación –me replicó y miró hacia el suelo–. Creo
que debería acabar con esto y ya. No debería darles más motivos para
desconfiar.
–Haz lo que
creas correcto –le dije y le ofrecí otra media sonrisa.
Él asintió y
se puso de pie también.
–Una última
cosa, es sobre la obra –me dijo y recogió su mochila–. Cuando falté, ¿que
hiciste? –me preguntó.
–Yo…–suspiré–.
Nada.
Jueves 29
2:50 P.M.
Hoy se supone que debía tener teatro, pero no iría al
club de drama esta vez porque me habían expulsado oficialmente de éste. Al ver
que Hunter no apareció, me entró pánico, porque de alguna manera, él me hacía
sentir cómoda en el escenario, sin miedo a las criticas de los demás, porque si
hacíamos el ridículo, lo haríamos juntos. Pero sin él no funcionaba, así que
avisé a Lynette, unos minutos antes de que la obra comenzara, que no quería
actuar y que necesitaba irme, ella se enfureció y lo único que me dijo es que
yo y Hunter podíamos ir olvidándonos de volver entrar al club. Lo entiendo,
trabajamos duro y no fue sólo Hunter quien casi arruina todo. Aunque debo
admitir que cuando lo vi me enojé un poco porque yo sí quería actuar y
en parte, él me orilló a renunciar gracias a su ausencia. Si cabe mencionar,
tampoco quería besar a Samuel. Como no me dirigí a teatro, Hunter me siguió,
confundido porque él no sabía que también había sido expulsado y cuando se lo
dije, se lo tomó con calma. Se encogió de hombros y dijo:
–Está bien,
estas cosas pasan.
–¿Así que no
estás… triste? –le pregunté extrañada.
–¿Debería
estarlo? –me preguntó con un bufido–. Estaba ahí por ti, y sin ofender, tengo
cosas más importantes de las cuales preocuparme, así que esto no es un gran
asunto, aunque lo siento por ti –me respondió.
–Bueno,
gracias por lo ultimo –le repliqué y me acomodé el bolso en el hombro–. Creo
que ahora podré unirme a la clase de pintura o algo.
–Sí y yo en
estos meses que quedan podría apoyar de algo al equipo de lucha –me
comentó y me sonrió–. Bueno, tengo que irme entonces.–
–De acuerdo…
adiós –me despedí y él asintió.
Siguió
caminando y cuando desapareció de mi vista, seguí caminado a la salida del otro
lado del colegio, me extrañó que Hunter, conociéndolo, no me ofreciera llevarme
a la casa esta vez como siempre lo hace, pero, como él dijo, tiene cosas más
importantes de las cuales preocuparse y eso está bien. Necesita espacio, eso es
todo.
Sábado 01 de Diciembre
6:00 P.M.
Escuché a Hunter estacionar su camioneta frente a mi
casa, la música a todo volumen y él bajó vistiendo sus gafas de sol con
orgullo. Alguien estaba de buen humor. Sonreí mientras observaba desde mi
ventana y no le di tiempo de tocar el timbre o dejar a mis papás, que estaban
en la sala, le abrieran la puerta, yo bajé corriendo y la abrí personalmente.
Hunter prometió que hablaría con sus papás sobre todo desde el martes, y desde
ese día no me ha dicho absolutamente nada respecto a ello, por eso estoy
ansiosa. Necesito saber todo lo que le dijeron y como reaccionaron, si se hizo
el análisis o no. Todo.
–¿Podemos subir
a la habitación? –le pregunté a mi papá y Hunter lo saludó.
Él nos
observó y después de un momento, asintió.
–Pero la
puerta se quedará abierta, no hay negociaciones –ordenó mi papá sin despegar la
vista de Hunter, tratando de analizarlo.
–No se preocupe
señor –dijo Hunter con suficiencia–. Somos muy discretos con todo lo que
hacemos allá arriba cuando están presentes acá abajo, somos prudentes y
callados.
Mi papá me
miró alarmado.
–Está
bromeando –le dije nerviosa.
–Espero
–dijo mi mamá.
–¿Qué te
pasa?–regañé a Hunter con un murmuro. Después lo jalé de la mano y subimos las
escaleras rápidamente, entramos a mi habitación y entrecerré la puerta, para
que mis papás no pudieran escuchar todo lo que Hunter tenía que decir. Él se
echó sobre mi cama y aventó sus lentes de sol a la alfombra, se talló los ojos,
bostezó y se volvió a levantarse. Sentando en el borde de la cama, me miró
sonriente–. ¿Se me permite preguntar por qué estás de tan buen humor? –le
pregunté y me arrastré mi silla del escritorio frente a la cama. Me senté y
esperé su respuesta, pero sólo se quedó callado.
–¿Hunter,
todo está bien? –le pregunté preocupada–. ¿Por qué te quedaste callado?
–Todo está…
más o menos. No me hice el análisis, eso no les inspiró confianza, como pensé
que sería, pero a decir verdad, me siento bien porque tengo mi consciencia
limpia. Aunque ahora las cosas están un poco más tensas de lo normal –me
explicó con la mirada perdida sobre mi.
–¿Y que
dijeron sobre tu decisión de quedarte? –le pregunté con interés, lo que llamó
su atención.
–¿Que qué
dijeron sobre mi decisión? –preguntó en un suspiró y cabeceó–. Bueno, entienden
mi idea.
–¿Y eso
significa que…? –lo presioné.
–Que
lo están considerando –me respondió y sonrió–. ¿Pero sabes qué es lo mejor de
todo? –me preguntó y yo negué con la cabeza–. Pues que no me pueden obligar a
hacer nada –expresó aparentemente jovial, pero de tantas veces que he visto a
Hunter fingir felicidad, está ha sido la más falsa de todas.
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Y NZ.
No encuentro otra manera de explicarte :S
Para
el anónimo: bueno, no sabes lo difícil que es escribir. Y no, no he flojeado,
simplemente no es tan sencillo como parece.
Y
bueno, gracias por todos los comentarios, ultimamente no tengo tanto tiempo de
escribir ni de publicar, así que no estaré contestando, pero me alegro que me
sigan leyendo después de todo y sobre todo, que sigan comentando, las quiero
mil! :) <3<3
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