Hunter’s POV
Lunes 21 de Febrero
7:45 P.M.
Caminé por lo pasillos hasta llegar al casillero de
Meghan. Ella recibió una tarjeta el día de San Valentín, piensa que puede ser
alguien especial, aunque la persona que realmente dejó esa tarjeta, fui yo. No,
no porque me guste o siento algo por Meghan, porque no es así. Es una simple
broma, somos amigos, y para ser sinceros, ella quería recibir esa carta. Tal
vez sólo para darle celos a Regan, y presumir de tener un admirador secreto,
aunque la reacción de Regan no fue la que Meghan tenía contemplada, él actuó
indiferente en el asunto pues él está con Jade ahora, todos lo saben y todas
las chicas le han dejado de insistir, todas menos Meghan, la única que no se
dará por vencida, es por eso que no ha logrado trabar amistad con Jade, aunque
quiere, pero se contradice… en fin, no sé porque sé tanto de su vida, que creo
que yo soy su único amigo por aquí, entonces recurre a contarme todos sus
problemas a mi, y no soy malo, pero sus problemas no es que realmente me
importen.
Además lo de
la carta lo hice más que todo por Regan, es uno de mis mejores amigos, él no
sabe que yo la envié, pero quería probar, tal vez si Meghan se interesaría y
pensaría por un momento en otros chicos, pero creo que no funcionó en absoluto,
su primera y única opción fue Regan. Es triste, deprimente y complicado… estar
enamorada del novia de que se supone debería ser tu amiga, pero no es porque
ella sabe que a ti te gusta su novio, y además no terminaron bien la última vez
que se vieron.
–Hola –la
saludé al llegar a su casillero. Ella no respondió–. Ya entiendo, así que no me
hablarás hasta que te diga quién es tu pequeño admirador secreto. ¿Cierto?
–ella se encogió de hombros, indiferente–. Que infantil, Meghan, pero te lo
diré –eso la hizo voltear a verme, y sonrió–. Soy yo –le confesé–. Tu patético
admirador secreto, pero no me malinterpretes, todo es una broma, no estoy enamorado de ti –le expliqué.
–¿Una broma?
–me preguntó enojada–. ¿Por qué harías algo así?
–Relájate,
pensé que sería divertido –le respondí.
–Si,
jugar con los sentimientos de las personas suele ser bastante interesante –me
dijo molesta–. ¿Por qué hiciste algo así?
–Me pareció
divertido, y lo hice. No quería lastimarte –le respondí.
–No me
lastimaste –me dijo–. Me decepcionaste –me aclaró.
–¿Por qué?
¿Por qué no soy Regan? –le pregunté enojado–. Te lo digo como un muy buen amigo
que soy, ¡él no te quiere!
Ella se
quedó callada un momento, y después volteó hacia su casillero de nuevo, sacó
sus libros y lo cerró bruscamente, me volteó a ver nuevamente.
–Él me
quiere, que no lo admita es un asunto completamente distinto –me dijo.
Entonces
suspiré impaciente.
–Olvídalo
–le dije–. Además… –Pero entonces se escuchó por el altavoz que me llamaron a
la oficina del director–. Te veo después –le dije a Meghan, y me dirigí hacia
la dirección. No me habían llamado en el año, así que supongo debe de haber un
buen motivo para eso.
–Hunter,
pasa a la oficina del director, por favor –me pidió la secretaria.
Yo entré a
la oficina, y me quedé callado un rato, de pie, esperando a que el director me
dijera algo, estaba revisando algunos papeles y unos segundos después me volteo
a ver y me señaló a la silla frente a su escritorio y me senté.
–¿Quería
verme, director? –le pregunté
–Si –me
respondió–. Quiero hablar contigo sobre algunas cosas.
–¿Algún
problema? –le pregunté preocupado.
–Desafortunadamente,
si –me contestó.
–¿Qué
problema? –le pregunté nervioso.
–Tus
calificaciones –me contestó. Yo no dije nada, esto debe ser malo para que
el director llegue a llamarme, ya que normalmente son los maestros, o el
consejero escolar. Así que me puse algo tenso–. Hunter, en serio estoy
preocupado por tus calificaciones. Tengo tu archivo de lo que llevamos de este
año escolar, tu registro de calificaciones, tus asistencias e inasistencias. En
ese mes llevas, en algunas clases, más faltas que asistencias, más trabajos no
entregados que los entregados y eso no es conveniente si quieres pasar el año,
es más, si quieres terminar el año en este colegio.
–¿Qué quiere
decir? –le pregunté preocupado–. ¿Me van a expulsar? –le pregunté alarmado.
–Eso depende
de ti. Tus maestros han hablado contigo. ¿Cierto? –me preguntó. Suspiré y
asentí. Me han llamado varias veces, pero no recuerdo nada de lo que me han
dicho, supongo que estaba distraído–. Y al parecer no ha servido de nada. ¿Por
qué? –me preguntó, pero yo sólo me encogí de hombros–. Hunter, esto es muy
serio. Necesitas reponer tus trabajos de este mes, cada uno de ellos, serán
sobre menos calificación por supuesto, pero te daremos esa oportunidad.
–¿Cada uno?
–le pregunté sorprendido–. Eso me tomará un mes –objeté.
–Te debió
haber tomado un mes. Ahora tienes una semana –me informó. Yo suspiré, me
quite mi gorra de béisbol, pase mi mano por mi cabello, peinándolo, y después
volví a ponerme mi gorra con la visera hacia atrás–. Me puse a revisar tus
demás archivos, y pude ver que la mayoría del año vas así, y para salvar el
año, necesitas terminar este mes y los meses siguientes perfectos. De no ser
así, tu entrada para el siguiente ciclo escolar no te será permitida para este
colegio. Y cabe mencionar que también son importantes los créditos –me explicó.
–Haré los
trabajos –le dije.
–Claro que
los harás, no había otra opción –me replicó.
–Y los
créditos… ¿cómo puedo conseguirlos? –le pregunté.
–Con
trabajos, proyectos extra, acciones dentro del colegio. La feria de la escuela
se viene pronto, bueno, a decir verdad, en dos semanas, ahí podrás ganar varios
créditos si pones algún puesto. Mientras tanto puedes hacer proyectos para los
maestros, así tal vez consideren darte unos créditos extra –yo asentí y él
continuó–. Y, por falta de todas las tareas e inasistencias injustificadas
quedas suspendido una semana –me dijo–. Y quedas fuera del equipo de fútbol por
bajas calificaciones.
–No, no me
puedes hacer eso. –Le reclamé.
–Está en el
reglamento, Hunter. Y deberías estar agradecido con que sólo sea una suspensión
y tu expulsión del equipo de fútbol, porque todas tus faltas, todo lo que no
has hecho a través del año ameritan tu expulsión de colegio por insuficiencia.
Aunque es algo que no entiendo, sinceramente, en los años anteriores tenías
buenas notas, eras uno de los mejores en tu clase, pisándole los talones a tu
compañero, Regan y queremos que vuelvas a ese puesto, te estamos dando una
oportunidad –me explicó.
–Como si
pudiera lograrlo –Murmuré para mi mismo.
Había atrasado mi llegada a mi casa una hora como
mínimo, había quedado estacionado a unas cuantas cuadras de mi hogar, pensando
en que le diría a mis papás, porque lo más seguro es que ya hubieran llamado de
la escuela. Trataría de inventar alguna excusa, pero lamentablemente, no tengo
ninguna para este caso. ¿Qué les puedo decir al respecto? "Lo siento,
pero odio el colegio, prácticamente están gastando dinero en nada, y hay cosas
más divertidas que hacer. ¡Qué carajo! Soy joven, y esa es mi única excusa".
Entonces me enviarán a una escuela militar.
Estacioné mi
camioneta en el garaje, baje, cerré la puerta con delicadeza y abrí
silenciosamente la puerta para entrar a la casa, la cerré sin hacer ruido, y
caminé de puntillas hacia las escaleras. Mis papás han de estar en la cocina, o
en su estudio, o en algún lado en este piso, así que subiría a mi habitación y
esperaría a que uno de ellos fuera. Cuando terminé de subir las escaleras, abrí
la puerta y sorprendí a mi papá esperándome dentro de mi habitación y entonces
comencé a actuar rápidamente como si nada estuviera pasando.
–Hola –lo
saludé mientras dejaba caer mi mochila en el suelo–. ¿Algún problema?
–¿Crees que
soy idiota, Hunter? –me preguntó mi papá molesto.
Él puede ser
muy estricto, pero nunca se había dirigido con una mala palabra hacia
mí, esta vez si lo hice enfadar.
–¿Qué? No
–le respondí con una risa nerviosa.
–¿No? ¿Y tú
eres un idiota? –me preguntó.
–No –le
contesté.
–Entonces
explícame, por favor, porque estas haciéndole esto a tu vida –me pidió.
–¿Haciendo
qué? –le pregunté nervioso.
Mi papá
suspiró impaciente.
–¿Fumas? –me
preguntó, yo negué–. ¿Bebes? –volví a negar–. ¿Te drogas?
–No señor
–le respondí.
–¿Por qué me
mientes? –me preguntó.
No dije nada
por un momento. Creo que si tenía algo que decirle a mi papá, este era el
momento justo para desahogarme con él por todos sus años de ausencia.
–Esto no es
mi culpa. ¿Sabes? Si ustedes hubieran estado desde el principio conmigo, sino
estuvieran constantemente viajando, sino estuvieran fuera de casa todos los
días por tantas horas. Si me prestaran más atención se darían cuenta por lo que
estoy pasando. Ustedes no tienen idea. Cuando regresan de viaje siquiera se
molestan en preguntarme como me encuentro y no les pasa la mínima maldita idea
por la cabeza de que estuve en el hospital el día anterior. ¿Por qué? ¡Porque
no les importo en lo más mínimo! –le reclamé enojado.
–¿Qué estás
diciendo? Claro que nos preocupamos. Y estamos aquí para ti –se defendió.
–No lo
están. Nunca estuvieron y supongo que nunca lo estarán.
–¿Por qué
dices eso? –me preguntó sorprendido.
–Porque es
la verdad. Dime que en una semana no te irás de nuevo, ¡Quiero escucharlo! Que
tú y mamá no se irán de viaje y me dejarán completamente solo por una semana de
nuevo. ¿Por qué no me llevan con ustedes? No se imaginan lo que siento cuando
ustedes se van. Soy un chico a quien le gusta estar de fiesta en fiesta y no lo
niego, pero igual me siento mal cuando no están. Ustedes prácticamente me
guiaron hacia el camino equivocado al no estar conmigo. Por ustedes soy como
soy, porque estaba solo, conviví con personas equivocadas, todo porque ustedes
no estuvieron allí para decirme que estaba mal lo que hacía. Ahora es demasiado
tarde para eso –lo seguí acusando.
–Nunca
estamos porque viajamos por cuestiones de trabajo. ¿Para qué? Para que tengas
todo lo que tienes, ¡para que tuvieras un buen futuro!, pero lo malgastas de
una manera muy estúpida –me replicó.
–Prefiero
tenerlos aquí todos los días a tener un carro lujoso, a tener una gran casa.
Prefiero a mi familia, prefiero amor antes de todo lo que tengo. Supongo que me
he refugiado en las drogas porque es como dejar el mundo un momento, es como si
todo fuera perfecto por un momento, y realmente me hace feliz, pero cuando
vuelves a la realidad es una necesidad incontrolable, es horrible. Pero es lo
que elijo para no sentirme sólo todo el tiempo –mi papá se quedó callado un
momento, no sabía que era lo siguiente, no sabía si diría algo bueno, algo
malo, algo reconfortante, algo que me haría enfadar, pero sólo quería que
dijera algo–. En serio siento que no estuvieras aquí para mi.
–Sólo quería
que fueras feliz –se defendió–. ¡Quería que lo tuvieras todo!
–¡Pero
no tengo nada! –le grité con un nudo en la garganta.
1 comentario:
me gusto mucho el cap y hunter me encanta aunque sea un drogata y tal
bueno espero que publiques pronto
nos leemos
besos
Publicar un comentario