Liam’s POV
Lunes 8 De Noviembre
9:00 A.M.
Me desperté preparado para otro día de trabajo.
Cuando eres
un adulto, la rutina invade tu vida, y es casi imposible cambiarla. Claro,
todavía hay amigos, pero te das cuenta de que tu juventud, bueno, pasa. Y
tienes que ir a trabajar, llegar del trabajo, comer, descansar, dormir para que
al otro día se la misma rutina, y cuando finalmente llegue el fin de semana,
tus amigos te inviten a salir y tú sólo quieres… seguir descansando, mirando la
televisión en tu cuarto.
Mi trabajo
es simple, aunque su hay una cosa que me molesta es que mi jefe, en demasiadas
ocasiones, me trate como si fuera algo que pudiera controlar. Da ordenes, las
sigo, pero no acepta opiniones. Fuera de la oficina, si es que hay una porque
trabajamos desde su casa, somos algo así como colegas. No lo sé.
He pensando
demasiadas veces en hacer cambios, encontrar un trabajo relacionado con lo que
estudié en la universidad. Cambiar de trabajo. Cambiar de hogar. Cambiar de
ubicación. Encontrar el verdadero amor y formar una familia, pero esperen, eso
es sólo lo que mis padres quieren que haga, no lo que yo quiero hacer. Dios
Santo, soy un adulto, me encantaría que algún día me reconocieran como tal.
Ahora vivo
con mi hermano, Mitchell, en un apartamento de dos habitaciones, él es lo que
yo nunca seré: un fracasado. Puedes esperar lo peor de él, las ilusiones él
mismo se encarga de rompértelas y admite que si por motivos milagrosos llegara
a hacer algo bien, sería eso precisamente: un milagro. Siento decirlo de esa
manera, pero es la verdad, lo quiero, lo aprecio, pero lo odio. Odio todo lo
que hacer, no lo soporto, pero no tengo corazón suficiente para echarlo de mi
lugar.
Cuando entré
al baño vi algo que no me agradó: había una chica desconocida dentro de mi
bañera, se veía mal. Si tuve una resaca y no lo recuerdo, este es mi nuevo
récord.
–¡Despierta!
–le grité dos veces.
Entonces
ella abrió los ojos con esfuerzo.
–¿Qué
quieres? –me preguntó molesta, y entonces volvió a cerrar los ojos.
–¿Quién
eres? –le pregunté desesperado.
–Soy Anne
–me respondió.
Realmente no
tenía ni una mínima idea de quién era, pero si sé quién la trajo hasta aquí, y
ese fue Mitchell. Es joven, bueno, más joven que yo, va a la universidad, está
por terminar su carrera, pero sigue siendo un desastre. Madurez es un tema
desconocido para él. No recuerdo la razón exacta por la cual esta viviendo
conmigo, pero lo hace. Creo que ambos tuvimos la gran idea de marcharnos de
casa de nuestros padres, y vivir juntos porque hubo una época donde él me
agradaba, pero tener que soportarlo todos los días hizo que la poca simpatía
que sentía por él desapareciera. Definitivamente fue una mala idea el aceptarlo
aquí. Lo quiero, repito, pero no soy su padre. Aunque nuestra relación es así.
–¡¡Mitchell!!
–le grité en cuanto entré a su cuarto.
–Déjame solo
–dijo él mientras se escondía bajo las cobijas de su cama.
Caminé hacia
él y se las quité, dejándolas en el suelo.
–¡Saca a la
chica del baño! –le ordené alzando aún más la voz.
–¿Chica?
¿Qué chica? –me preguntó confundido.
–A esa tal
Anne –le contesté.
–¿Quién es
esa? –me preguntó.
–¿Sabes qué?
¡Te quiero fuera de mi apartamento! –le grité furioso–. Ya estoy harto
–entonces me paré a pensar un minuto, y vi el reloj–. Dios, llegare tarde
–comenté–. Me bañaré en tu baño.
–¡Déjame
dormir! –se quejó, ignorando lo que había dicho.
Al salir de bañarme caminé a mi cuarto, con una toalla
amarrada a la cintura. Arregle el traje que me pondría hoy. Me vestí. Y después
entre al baño, sólo para cerciorarme de que esa Anne ya no estaba ahí. Y me
puse feliz al ver que ya no estaba ahí. Seguramente se fue por su cuenta,
porque Mitchell seguía dormido.
–Supongo que
se ha ido –me dije a mi mismo como conclusión.
Caminé hacia
la cocina y esta vez no me sorprendí, me enoje de ver que la chica seguía ahí,
con un tazón y leche y cereal afuera, como si estuviera en su casa.
–Disculpa,
¿Te molestaría salir de mi cocina? –le pregunté cuando entré a la cocina.
Ella me
volteo a ver.
–¿Qué? No,
estoy preparando mi desayuno –me respondió y se dio media vuelta.
–Si, pero es
mi cocina, y te ordeno que te vayas de aquí –le repliqué, ella me volteo a ver
nuevamente–. Ven, por favor –le pedí. Entonces ella agarró su plato y la guié
hacia el cuarto de Mitchell–. Quédate aquí, no hay problema –le dije.
Entonces
ella entró a su cuarto y yo cerré la puerta. Si Mitchell la había traído aquí,
él se tendría que hacer que ésta se fuera, y él tendría que lidiar con ella, no
yo. Desde ahora, debería comenzarlo a tratar como un compañero de cuarto más
que mi hermano.
10:15 A.M.
Llegué a la casa de mi jefe.
–Lamento llegar
tarde –me disculpé.
–No te
preocupes –me replicó despreocupado.
–¿En serio?
–le pregunté.
–No, mejor
preocúpate, no te quiero otra vez tarde –me contestó enojado–. Tengo un asunto
importante que resolver. Ahora, Liam, no necesitas venir, puedes tomarte el día
libre hasta que te llame en la tarde, o puedes quedarte aquí hasta que regrese.
No me tomaría más de dos horas, trabaja… –me informó–. O descansa.
–Bien, creo
que me quedaré aquí, ordenaré algunos papeles –le comenté.
Tenía este
trabajo que no terminé de hacer el viernes, y sería mejor si lo terminará el
día de hoy antes de que se me olvidara.
–Haz eso
–entonces caminó hacia la puerta–. También mi hija esta en su habitación, se
siente mal, así que… si necesita algo o es una urgencia, me llamas. ¿De
acuerdo? –me pidió.
–Pero ese no
es mi trabajo –me quejé en un murmuro.
Él pareció
oírme y me volteó a ver con seriedad.
–Tu trabajo
es ayudarme y de esta manera me estás ayudando –me dijo.
Entonces
salió de su estudio prácticamente corriendo.
–De acuerdo,
veré que puedo hacer –me dije.
Subí las
escaleras, y toqué la puerta de la habitación de Alexandra. Al parecer es una
chica muy tímida, pero extrovertida una vez que la llegas a conocer, o bueno,
es lo que su papá me dijo. La conozco desde hacia uno tiempo, pero no hablamos,
y además, no tendríamos motivo para hablar.
–¿Puedo
pasar? –pregunté, asomándome por la puerta.
–¿Quién
eres? –me preguntó desde adentro de su habitación.
–Soy Liam
–le contesté.
–Ah, si,
adelante –me replicó.
Caminé hacia
su cama, y me paré frente a ella.
–Necesitas
ir a la escuela –le ordené.
–No quiero
ir –me dijo–. Me siento mal.
–Esa sólo tu
papá se la cree –le dije. Entonces se rió debajo de todas esas cobijas, y
después se las quito de encima–. Si no vas a ir a la escuela, por lo menos
recoge tu habitación –le pedí.
–No eres mi
papá –me reclamó.
–No, pero si
no lo haces le diré a tu papá lo que realmente pasó en casa de Tony –la
amenacé.
Ella se
quedó callada unos minutos.
–Te odio –me
dijo.
11:00 A.M.
Como le había dicho a mi jefe que haría, ordené los
archivos y un poco más, pero terminé y no tengo nada que hacer, por lo que subí
a la habitación de Alexandra para verificar que hubiera hecho lo que yo le pedí
que hiciera, y así fue. Había ordenado todo.
Estaba
sentada de piernas cruzadas en su cama, viendo la televisión.
–¿Sabes? No
había mentido cuando dije que en casa de Tony no pasó nada –mencionó, perdida
mientras miraba la pantalla de plasma–. Él no quiere nada conmigo, no de esa
manera –dijo con tristeza–. Me preguntó cómo puedo hacer para que cambie de
parecer.
–Nada, si le
gustas lo hará al final –le dije y observé su habitación–. Si no le gustas,
supéralo.
Ella sonrió
y dio unas palmadas en la cama, indicando el lugar al lado suyo.
–Puedes sentarte
si quieres –le ofreció.
–No,
gracias, se vería inapropiado –la rechacé.
–¿Inapropiado?
Sólo te vas a sentar –me replicó con un bufido–. Estoy aburrida, hay que
platicar de algo.
–Creí que el
programa era muy interesante –le dije y señalé a la televisión.
–Se acabó
–me informó–. Aunque no es el mejor programa que he visto.
–Yo no veo
mucho la televisión –admití.
–A puesto a
que no, se nota que te gusta más el ejercicio –me dijo.
–¿En serio?
–le pregunté apenado–. En realidad es así.
–Tienes que
estar en forma porque seguramente estás saliendo con alguien. ¿Cierto? –me
preguntó, coqueteando de alguna manera.
–No creo que
eso sea de tu incumbencia –le respondí incómodo–. Pero ya que preguntaste, no.
Hace unos meses que estoy soltero y preparado para la siguiente.
–Que
desperdicio –me dijo sonriendo ¿seductivamente?.
–Lo tomaré
como un cumplido –le dije, ahora un poco apenado.
–Tómalo como
quieras –me dijo.
–Gracias,
supongo –le dije extrañado–. Eres muy bonita.
Ella sonrió
y me volteo a ver.
–Gracias,
–me dijo–. Pero no todos piensan eso.
–El chico ha
de estar confundido, dale tiempo –le aseguré.
–Tal vez ya
le di demasiado tiempo –me dijo y dibujó círculos en su colcha, cerca de mi
pierna–. Creo que ahora me gusta alguien más, pero siempre es la persona
equivocada. ¿Es normal? –me preguntó.
Sostuvimos
la mirada un buen rato, yo le sonreí, ella me sonrió.
–Puede ser,
me he sentido igual –le contesté después de un rato–. No todos los sentimientos
son correspondidos.
Y seguimos
sosteniendo ese contacto. Sus ojos son verdes, por lo tanto es inevitable no
verlos sin quedarte de alguna manera, hipnotizado, atados a ellos.
–Eres
realmente muy bonita –dije inconscientemente. Desvíe la mirada al darme cuenta
de lo que había dicho–. Perdón –le dije.
–¿Por qué?
–me preguntó, sonriendo ligeramente.
–Por haber
dicho eso, es inapropiado –le respondí y bajé la mirada.
–De nuevo,
¿por qué? –me insistió y colocó su mano en mi rodilla.
–Porque así
es –le dije y miré su mano.
–“Porque así
es” no importa, en serio –me dijo.
–Claro que
importa –le repliqué.
–Verás que
no es así –entonces se abalanzó sobre y mi, y me besó.
Sus labios
se sintieron fríos y secos, fue sólo una razón más para mi para acercarme más a
ella, coloqué mi mano en su cuello y lo acaricié mientras mis labios y los
suyos se iban hidratando los unos a los otros, hasta que me di cuenta que
alguien podría entrar a la habitación en cualquier momento, entonces me separé
de ella lentamente, hasta que pude dejar de sentir su aliento en mi cara.
–¿Lo
sentiste? No fue nada del otro mundo, fue sólo un beso. Es normal, y no está
mal –me dijo y miró hacia la puerta de su cuarto–. Oye, voy al baño, ahora
regreso.
Y se puso de
pie y se fue.
–Estoy
jodido –me dije, sumido en mis pensamientos.
2 comentarios:
wow °-° jeje
¡Hola Mar! n.n ... ME FASCINO LA HISTORIA!!! es bien nice :D el viernes la recomiendo sin falta, no te preocupes, no hare la chorada que hice la otra vez -.-''
Sigue escribiendola que me encanto!! *-* LIAM!!:D xd
Besos
AWC 'NIGHT♥
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