Cap. 69

Tony's POV

Seamos sinceros aquí. ¿Cuándo he sido yo bueno en mantener una chica a mi lado? Me gustaría decir que he aprendido de mis otras relaciones, y bueno, no puedo. Simplemente no quiero decir que aprendí que no importa cuan cercano seas con la persona que estás saliendo, ésta te dejará por otra. Alexandra, Jade. ¿Quién es la próxima en la lista?

     Sólo espero que ella no sea la siguiente. En serio, espero que no.

     Visité algunos lugares en mi primer mes aquí en Miami. Pareciera como si hubiera conocido a una chica diferente en cada uno de esos lugares y la verdad es que jamás nadie había ocupado así mi atención durante días.

Flashback

Dos semanas habían pasado a mi llegada a Miami y la biblioteca es uno de mis lugares favoritos. No, no leo mucho, sin embargo, me encanta encontrar un buen libro y leer las primeras páginas o sinopsis, pero no los termino, sólo los hojeó y después los dejó en su lugar. Supongo que debería estar allá afuera tratando de hacer nuevas amistades, pero simplemente no quiero, por ahora. Aunque si alguien llega a mi con la intención de conocerme, no sería grosero.

     –¡Pero he estado buscando por doquier! –exclamó una chica en el mostrado–. ¡Tiene que seguir buscando!

     –Shh… por favor, guarde silencio –le pidió el chico tras el mostrador–. Lo siento, no lo tenemos.

     Ella suspiró impaciente y se dio media vuelta. Tiene piel morena clara, bien bronceada. Notó que la estaba observando y desvié la mirada rápidamente. Ella se acercó a la sección donde yo estaba y comenzó a agarrar y dejar libros. Tal vez tratando de buscar algún otro libro de su interés, pero al notar su ceño fruncido, puedo decir que no tuvo mucho éxito.

     –¿Qué libro estás buscando? –pregunté con interés mientras hojeaba uno de los libros.

     –No importa, no lo tienen –me respondió con media sonrisa–. Sólo tenía la esperanza…

     –Puedes buscarlo en Internet –interrumpí, sugiriendo–. Seguro lo encuentras en eBay.

     Ella asintió con la cabeza y sonrió sin prestarme mucha atención.

     –Prefiero seguir buscando, hay muchas más librerías por aquí –dejó el libro y se fue.

Flashback

El centro comercial es un lugar que siempre estará lleno. Desde sus primeras horas de apertura, hasta que cierren, siempre habrá gente, es por eso que no es uno de mis lugares preferidos, pero es necesario comprar objetos para satisfacer mis necesidades. Me di cuenta de que tal vez necesito un equipo ahora que vivo aquí. El mar me encanta, no tendré mucho tiempo, pero me gustaría comprar una tienda deportiva, algún equipo para bucear, o también una tabla de surf.

     –¿Me recomendarías ésta? –me preguntó la chica que se encontrara al lado de mi en la tienda mientras analizaba una de las tablas–. ¿O tal vez aquella? He vivido aquí tanto tiempo que me sorprende no tener una tabla.

     A mi me sorprende que esté buscando por una. Me refiero a que no se ve del tipo con esos zapatos de tacón y llamativo vestuario. Diría que jamás ha hecho algo así en su vida y parece que está perdida en este mundo.

     –No lo sé –le contesté después de un momento–. Tampoco soy exactamente un experto, lo siento.

     –Está bien, seguiré buscando –me replicó con una sonrisa antes de salir de la tienda.

La siguiente sección en mi lista fue la sección de ropa. No sé porque lo esperaba, pero acerté cuando presentí que la chica de la tabla de surf se encontraría por ahí cerca, en la sección de calzado.

     –Bonitos zapatos –le dije acercándome–. ¿Cambiaste la tabla de surf por esos?

     Ella me sonrió, se los quitó y los colocó en la caja de nuevo.

     –¿Me estás siguiendo? –me preguntó con tono travieso.

     –Diría que si, pero no –le contesté–. Coincidencia.

     –El destino nos está tratando de decir algo –bromeó.

     –El destino nunca me tiene preparado nada tan bueno como tú –ella miró hacia el suelo sonrojada y después se puso sus zapatos–. No entiendo la obsesión de las mujeres con lo zapatos –comenté.

     –Y nunca lo harás –me replicó poniéndose de pie–. Debería ser un deporte.

     Yo reí y me di la vuelta para observar los demás zapatos.

     –¿Pensando en otro par? –pregunté–. ¿No son suficientes para ti?

     –Estoy bien con los que me llevo ahora, aquí no venden zapatos lo suficientemente buenos, tendré que probar en otra tienda –me respondió–. Entonces… si el destino lo quiere así, nos encontraremos en otra ocasión.

     –Realmente lo dudo –le repliqué–. Es una ciudad grande.

     –Eso lo sé –dijo y se fue con su caja de zapatos en mano.

Flashback

La playa. Un lugar tranquilo en las mañanas para ir a trotar o caminar. Sentir la brisa del océano, escuchando tus canciones favoritas, sintiendo tus pies sumergiéndose en la arena. No hay nada que se compare a eso. Pero por las tardes, las playas publicas suelen estar llenas y puede resultar un poco agobiante, por eso hay que optar por lugares más apartados y una hora más temprana. Tal vez a la hora del almuerzo, alrededor de la una de la tarde.

     Caminé hacia un camastro vacío que divisé varios metros atrás, pero al acercarme vi a la chica leyendo el libro. La chica de la librería. La sombrilla frente a ella logra cubrir su rastro desde lejos. Mala suerte para mi.

     –Ey, hola –me saludó mientras dejaba su libro a un lado–. Enorme coincidencia.

     –Parece que sí. ¿Encontraste el libro que estabas buscando? –pregunté con interés.

     –Sí. Lo busqué como loca todo el día, pero al final lo encontré –me respondió.

     –Eso es dedicación, bien por ti –y me senté a su lado–. ¿Puedo…?

     –Claro, ten –me entregó el libro y buscó algo en su bolso.

     Lo siguiente que escuché fue el flash de una cámara.

     –¿Por qué fue eso? –le pregunté extrañado.

     –Me encanta tomar fotos –me contestó.

     –Parece que es un buen libro –dije ignorando lo anterior.

     –Por lo poco que llevo, te puedo decir que lo es –me dijo recibiendo el libro de vuelta.

     Yo me puse de pie y observé al rededor, me puse mis gafas de sol para poder ver mejor.

     –Parece que la playa está muy saturada justo ahora –murmuré para mi mismo.

     –No me parece, una familia por allá está por irse –mencionó poniéndose de pie.

     –Ah, no soy bueno corriendo, seguro alguien más llegará –dije con pereza.

     Ella cabeceó a la vez que se volvía a recostar en su camastro.

     –Con esa mentalidad jamás llegarás a ningún lado –me reprochó. Suspiré y me senté sin más–. Diría que no me importa que hagas eso, pero la verdad es que me gustaría si mantuvieras tu distancia, mi padrastro podría venir y preguntarte quien demonios eres; por otro lado, mi hermana llegará y te pedirá que la ayudes a colocarse el protector solar, ella es… mi mayor dolor de cabeza en estos momentos –se quejó.

     Hice bulto mi toalla y la coloqué en la arena, después me recosté y acomodé mi cabeza sobre ésta, cerré los ojos y me relajé escuchando la risa de las personas, la brisa sobre mi rostro, el aire infestado del olor del mar, a sal.

     Podría si tuviera a alguien que me acompañara. Escuché a alguien decir en mi cabeza.

     Iría contigo. Dijo alguien más. Pero tengo miedo a las alturas, lo sabes.

     Por favor, será divertido. Insistió la chica. ¿Por favor, por favor?

     ¿De qué están hablando, niñas? Preguntó un hombre acercándose.

     Quería tirarme de paracaídas. Le respondió. ¿Por favor?

     Abrí los ojos y miré hacia donde provenían la voz. De pronto, la chica de la librería no estaba más allí, sino la chica de la tabla de surf. Me quedé dormido. ¿Por cuánto tiempo ahora? Máximo pudieron haber sido quince minutos.

     –¿Paracaídas? Creí que lo tuyo era el surf –le comenté.

     Ella y su familia me voltearon a ver extrañados.

     –¿Quién es él? –le preguntó su papá.

     –Un amigo –le contestó la chica.

     Yo sonreí disimuladamente mientras me quitaba las gafas de sol.

     –Es su novio –le murmuró la otra chica a su papá.

     –No, no es cierto –le replicó la chica apenada.

Cuándo el sol comenzó a ocultarse y el cielo se coloreó de naranja, supe que tal vez era hora de irme. Había pasado una increíble tarde, sin querer, realmente, con la chica de la tabla de surf.

     –Entonces… ¿nos vemos después? –le pregunté antes de irme.

     –Sí, de hecho… mañana unos amigos van a dar una fiesta en la noche, creo que deberías venir –me dijo–. Si quieres…

     –Eso estaría bien, ¿dónde es? –le pregunté agarrando mi mochila de la arena y sacudiéndola.

     –En Downtown, tienen una casa frente al muelle –me contestó.

     –Me pasaré por ahí mañana –le prometí y caminé hacia la otra dirección.

Flashback

Llegué a la casa. Una bonita y grande casa de playa, pero la fiesta no es como la imaginé. Parece ser algo privado, al principio dudé en quedarme porque ni siquiera la podía encontrar, pero cuando caminé hacia la salida, a lo lejos, en el muelle, la vi. Sentada ahí, remojando sus pies en el agua, junto con unas amigas.

     –Parece que tu cita llegó al fin –le dijo una de sus amigas entre risas.

     –No vemos por ahí, bruja –la molestó otra amiga y ambas se fueron riendo.

     –Hola –la saludé, sentándome a su lado–. ¿Quién eres ahora?

     –¿A qué te refieres? –me preguntó confundida y yo le sonreí.

     –Bueno, ahí está tu bolso, donde asumo que está el libro que buscaste con dedicación y tu cámara. Por allá están los zapatos que compraste en el centro comercial, y esas raspadas en tus rodillas… ¿asumo algo extremo? No te tiraste por el paracaídas, pero quiero creer que no te conformaste con algo sencilla esta mañana.

     Ella me sonrió y después volteó hacia el mar.

     –Justo ahora soy sólo Andrea –me respondió.

     –¿Cómo es sólo Andrea? –le pregunté confundido.

     –Pues yo… morena clara, alta y flaca, cabello castaño…

     –Con mechas en las puntas color fucsia –añadí jugando con un mechón de cabello.

     –Valiente, loca, un poco social y reservada –continuó con una sonrisa.

     –¿Algo más que te gustaría agregar a tu biografía? –le pregunté–. ¿Un lado secreto? Tal vez eres un Ninja y todavía no me había dado cuenta –dije entre risas–. O un alíen….

     –Sólo una chica normal del siglo XXI –me interrumpió.

     Yo le sonreí y la miré un momento, después me quité los zapatos y también sumergí mis pies en el agua.

     –Por cierto, mis quemaduras en las rodillas son porque juego fútbol en las tardes, no lo hago muy seguido, pero cuando lo hago es todo un desastre –admitió.

Presente

Sábado 03 de Noviembre

10:30 A.M.

Oh Andrea. ¿Quién es Andrea? Me llevaría todo una vida explicar quien es ella. Tiene tantos lados diferentes y todos me encantan. Es la chica de la librería, la chica de la tabla de surf, los zapatos y un buen sentido de la moda; la chica con la cámara, la chica de la fiesta. Simplemente ella. Es difícil, de hecho, que sólo me gusten ciertos lados de ella. Es más bien imposible que me guste un sólo lado de ella. Como dije, es como si hubiera conocido a una chica diferente en cada uno de esos lugares. No, ojalá esto fuera un cuento de hadas y fuera pura coincidencia que me la encontrara en aquellos lugares, pero nos volvimos amigos rápido, así que sólo la acompañé y, de hecho, conocí a una persona diferente en ella.

     Y cada una de ellas es perfecta para mi. Eso lo sé.

     –Supongo que el destino si tenía algo bueno para mi esta vez –me dije mientras miraba hacia la ventana.

     Había comenzando a llover. El tiempo perfecto para salir a caminar. Los días lluviosos suelen ser mis favoritos. La temperatura no desciende mucho, pero la lluvia me ayuda a refrescarme, y cuando regreso a casa después de una larga caminata bajo la tormenta, tomo una ducha con agua incluso más fría. Después tal vez mire un poco la televisión.

     Salí del edificio y dejé que la lluvia me empapara el rostro. Vi a las personas caminando, cubriéndose con su paraguas y me pregunto porque no les gustará caminar bajo la lluvia sin nada que te proteja de ésta. Debería ser un pecado no aprovechar esto. ¿Qué no les da el golpe de calor? Se pone bochornoso y algunas veces me dan ganas de hasta arrancarme la piel, pero a fin de cuentas, siempre encuentro la manera de refrescarme. La brisa del océano llega y aprovecho para aspirar el olor a sal que éste deja. Me puse mis audífonos, guardé mi iPod y comencé a caminar sin un rumbo fijo. No había caminado más de unos cuantos metros pero ya estaba empapado hasta los huesos.

     –¡Ey, Tony! –me gritó Andrea desde lejos. Yo volteé a verla, perfectamente seca bajo la protección de su paraguas. Yo le sonreí y le hice una señal para que se acercara–. Iba a tu departamento, pero… veo que no tienes ninguna intención de estar bajo techo –me dijo en cuanto llegó conmigo. Me hizo un espacio para quedarme bajo el paraguas–. You can stay under my umbrella-ella-ella –canturreó y se acercó para darme un beso–. Tus labios están… helados –comentó poniendo fin al beso que apenas comenzó–. ¿Habías besado a alguien antes bajo la lluvia? –me preguntó.

     –No, pero esto no fue un beso bajo la lluvia –le respondí–. Esto fue un beso bajo el paraguas.

     Ella rió y después hizo el paraguas a un lado, lo cerró y se acercó a mi.

     –¿Así está mejor? –me preguntó y se acercó a mi una vez más.

     Yo coloqué mis brazos en su cintura y ella colgó sus brazos en mis hombros, después pasó sus manos por mi nuca. Ambos sostuvimos la mirada esos segundos.

     –No quiero apresurar las cosas, pero creo que… estoy enamorado de ti –le dije luchando con mantener mis ojos abiertos debido a la presión con la que la lluvia cae sobre mi rostro–. En serio, te quiero.

     Ella me sonrió y entonces me besó. Sus labios estaban tan húmedos como los míos en ese momento. Tan fríos.

     –Yo también te quiero –me dijo entre los besos.

     –Yo tenía miedo que tu pensaras diferente –admití –Pero…

     Ella me interrumpió con otro beso.

     –La gente que pase ha de pensar que hemos perdido la cabeza –murmuró.

     –Yo lo hice –le dije con una sonrisa–. Oficialmente he perdido la cabeza por ti.

            Oh, Andrea.

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No sé porque como que mi lado cursi sale un poco con Tony, aunque trato de no ser tan cursi todo el tiempo. Ok no . _.

Así que es Andrea!

La nueva novia de Tony! :)

Su nuevo amor PARA SIEMPRE.

Bueno, esperemos.

Sólo porque me insistían mucho.

Un ESPECIAL de Tony.

A todas les encanta menos a Milagros.

Todavía no entiendo porque. :(

Bueno, espero que les haya gustado!

Comenten por favor y las quiero a todas ok. bueno adiós :)

Sonará raro pero he soñado con ustedes (con algunas de ustedes) ultimamente. Ja.