Regan’s POV
Sábado 11 de Diciembre
11:00 A.M.
Bueno, supongamos que un amigo está deprimido, y si
ese amigo está deprimido y lo quieres mucho, demasiado, quieres hacer algo para
alegrarlo. ¿Qué harías para hacerlo? ¿Comprarle algo? ¿Decirle que todo estará
bien? Y en todo caso… ¿Llevarle a ver una película de comedia ayudaría para
hacerlo reír? ¿Tal vez de terror? Estoy pensando en algo que puedo hacer para
ayudar a Jade, está triste porque su papá se fue por semanas indefinidas, y aunque
sabe que regresará, no sabe cuando, y también sabe que cuando regrese, su
familia no volverá a hacer la misma de antes.
En eso sonó
mi celular, revisé quién era, y era Hunter. Dice que la otra vez que llegué a
su casa, en la madrugada, le dije algo, yo estando ebrio, y eso no lo dudo,
porque no me acuerdo nada salvo de despertar en su casa al otro día. Él dijo
que yo le había dicho que le diría algo sobre Emma, pero no recuerdo que Emma
me haya dicho al relevante en ningún momento y desde entonces no me deja en
paz. Tal vez sé algo, pero ella se lo dirá a su tiempo, yo por mi parte, debí
haberme enterado sin querer.
–¿Qué
quieres, Hunter? –le pregunté cuando contesté.
–¡Te
exijo que me digas lo de Emma! –comenzó a alegar molesto–. Porque la
verdad…
Entonces
colgué, no quería volver a escuchar lo mismo que he estado escuchando las
últimas semanas. Y después sonó mi celular de nuevo, contesté y dejé que Hunter
hablara, aunque realmente no lo escuchara.
–No sabes
escuchar, eres como un palo. Pienso que un perro escucha mejor que tú, es en
serio, no sé que voy...
¿Un perro?
Perfecto.
–¡Gracias,
Hunter, lo tengo, lo tengo! –exclamé con felicidad.
–¿Qué, de
que… tienes qué…? –pero no lo deje terminar, y colgué.
El mejor
regalo, la mejor compañía, claro, a parte de mi, pero la mejor compañía es un
perro. Claro que a Jade le encantará un perro. ¿A quién no le gustan los
cachorros?
12:30 P.M.
Después de estar buscando varias tiendas de mascotas,
donde poder adoptar, o en todo caso comprar un perro. Encontré una perfecta, o
más bien, vi un perrito para Jade, uno tierno, uno lindo, uno perfecto.
–Disculpe
–le dije a la señorita que estaba en el mostrador.
–¿Se te
ofrece algo? –me preguntó con amabilidad.
–Si, quería
saber si el perrito… –entonces lo señalé–. ¿Está en adopción?
–Está en
venta –me informó.
–¿Venta?
–pregunté incomodo–. ¿Puedo verlo?
–Claro,
acompáñeme –me dijo–. Tiene poco más de dos meses.
–¿En serio?
¿Qué raza es? –pregunté.
–Son Beagle
–me dijo.
Entonces
caminamos hacia donde estaba el perrito, estaba en una especie de corral.
–Aquí tiene
–dijo agarrando al perrito y entregándomelo–. Es macho –me dijo.
–Es tan
tierno –dije–. Que bonito perro. ¡Ay, si! Eres tan bonito –dije mientras lo
acariciaba. No sé porque luzco como idiota cuando le hablo así a un perro–.
Eres perfecto –le dije–. ¿Qué? ¿vendrás conmigo a casa? –me pregunté. Y lo
vi unos segundos más. Era tan tierno, justo lo que Jade necesitaba–. ¿Iras
conmigo a casa? –volví a preguntar–. Creo que irás conmigo a casa –me decidí–.
¿Cuál es el precio? –pregunté.
–Estaba
bromeando cuando le dije que estaba a la venta, aquí todos los cachorros están
en adopción –me dijo riendo–. Hay un pequeño coste, pero tendrás que llenar
unos papeles y responder unas cuantas preguntas –me pidió.
–Claro, no
hay problema –le contesté.
–En seguida
vuelvo –me dijo.
Y entonces
me quedé ahí solo con el perrito. La tienda estaba vacía, excepto por una chica
que se acercó a mi discretamente y después me saludó:
–Hola, Regan
–me dijo la chica.
–¿Quién
eres? –le pregunté.
–¿No te
acuerdas de mí? –me preguntó fingiendo decepción–. Pero claro que no, pues la
última vez que te vi tenía tan solo diez años. Soy Amanda, la hermana de Meghan
–me explicó.
–¿Meghan?
–pregunté sorprendido.
–Si, ya
sabes a que Meghan me refiero –me respondió con suficiencia.
Meghan fue
mi primera novia, y se fue, se fue hace dos años, y si su hermana está aquí,
significa que Meghan está aquí también, significa que regresaron a L.A. después
de irse repentinamente, ella ni siquiera se tomo la molestia de decirme que se
iba, sólo me habló por teléfono, me dijo que se iba, y entonces terminó todo.
Nunca fue nada serio de todos modos, pero si me lastimó.
–Bonito
cachorro, ¿para quién es? –me preguntó, asumiendo que no era para mi, tal vez
fue porque yo nunca fui un chico de mascotas.
–Para Jade
–le contesté.
Ella la
conocía, Meghan y Jade habían sido mejores amigas.
–Veo que no
perdiste el tiempo –me dijo.
–Yo nunca
pierdo el tiempo –y entonces me reí.
–Muy
gracioso, pero quiero ver tu cara cuando veas a mi hermana –me dijo.
–¡Alto ahí!
¿Están regresando a L.A.? –le pregunté lo obvió.
–Creo nos
veremos por ahí –se despidió.
–Tomaré eso
como un si –le dije.
Ella se dio
media vuelta y se fue. Todo eso pareció extraño. Eso suponía un problema, sé
que cuando estoy con Jade siento que no puedo estar con otras chicas, pero
Meghan… bueno, fue mi primera novia, primer amor, mi primer todo, bueno, mi
primer casi todo. Y el primer casi todo nunca se olvida.
–¡Demonios!
–exclamé.
2:00 P.M.
Así que sin más fui a la casa de Jade y llevé al
cachorro conmigo, pero lo escondí en una caja (grande), con un moño,
claro que la caja tenía agujeros para que el perro pudiera respirar, tampoco
iba a llevarle un perro muerto a Jade, no quería que se deprimiera aún más,
además sería perturbador.
–Hola,
Regan, que sorpresa. ¿Eso es para Jade? –me pregunto la mamá de Jade al abrir
la puerta y notar el regalo.
–Si –le
respondí apático. La mamá de Jade no me agrada, sobre todo porque tanto es el
odio que Jade le guarda a su mamá en este momento, que de alguna manera, me lo
transmitió–. Voy a entrar–le informé.
–Claro –me
dio permiso para entrar.
–Lo siento,
pero no te lo había preguntado –le repliqué.
Entonces
entré a la casa, y subí las escaleras, y antes de entrar al cuarto de Jade
coloque la caja en suelo.
–Más te vale
no ladrar –le advertí al perro.
Y después
entré a la habitación de Jade. Cuando entré no volteó a verme, estaba acostada.
Observé que tenía los audífonos, estaba escuchando música, y además tenía los
ojos cerrados, imposible que me viera y escuchara. Y bueno, también podría
estar dormida. Me acerque a su cama y la observé. Cuando ves a alguien dormir
te brinda serenidad.
Entonces
abrió los ojos abruptamente, me vio, gritó y después se cayó de la cama. Todo
al mismo tiempo, yo corrí del otro lado para ayudarla a levantarse.
–¿Estás
bien? –le pregunté–. Déjame te ayudo–le dije.
Entonces la
ayude a pararse.
–¿Qué haces
aquí? –me preguntó–. Me espantase.
–Lo sé, perdón,
quería sorprenderte –le respondí entre risas.
–Lo lograste
–me dijo un poco molesta.
Y se sentó
en el borde de la cama. Yo la miré unos segundos y después me acerqué a ella,
la besé y poco a poco me fui recargando hasta que nos tiramos sobre la cama y
dejé caer todo mi peso sobre ella.
–Mi pierna,
cuidado –me dijo, interrumpiendo el beso.
–Ah, claro,
lo siento –me disculpé.
Y me dejé
caer a un lado suyo.
–Y además,
estoy por aquí –dijo su mamá al pasar por el pasillo.
Me quedé
mirando el techo.
–Tu techo
tiene una mancha en forma de corazón –le mencioné y entonces señalé la mancha
en el techo.
–No es una
mancha –me dijo–. Yo lo pinté.–
–¿Por qué?
–le pregunté.
–Es que, iba
en primaria, y había un chico que me gustaba mucho –me respondió.
–¿Ah, si?
¿Qué chico? –le pregunté atento.
–Te pusiste
celoso –notó.
–Claro que
si –no lo negué.
–Tú –me dijo
y entonces me volteo a ver.
Me sonrió y
yo también.
–Tal vez sea
algo pronto para decirte esto, pero, ¿te has preguntado todo lo que haría y te
daría por verte sonreír? –le pregunté–. Si tú me pides algo, yo te lo daría, si
me pides el mundo, yo te daría el mundo. Solo por verte sonreír. No me gusta
verte triste –le dije, y ella sonrió aún más, lo que me hizo sonreír a mi
también. Después me paré–. Espera un minuto –le pedí y fui por la caja, la
recogí, y la llevé al cuarto de Jade–. Sé que te hará muy feliz –entonces
coloqué la caja en su cama.
–¿Qué son?
¿Zapatos? –preguntó con poca emoción–. Tengo un montón de esos.
–Mejor
–entonces el perrito comenzó a emitir ruidos, tal vez estaba espantado–.
Ábrelo.
Entonces
quitó el moño y después la tapa de la caja.
–¡No puedo
creerlo! –exclamó mientras sacaba al perrito de la caja.
Me volteó a
ver.
–¿Te gusta?
–le pregunté.
–¡No me
gusta, me encanta! –me replicó emocionada–. Es el mejor regalo que me han dado.
–¿Más que tu
carro? –preguntó su mamá desde la habitación continua.
–¡Cállese!
–le grité a su mamá un poco harto–. Te amo –le dije a Jade.
Pero ella no
dejaba de ver al perrito, estaba jugando con él.
–Yo también
te amo –me dijo cuando me volteó a ver–. Nunca creí que harías algo así.
–Todo por
verte sonreír. ¿Recuerdas?
Y ella
sonrió. Misión cumplida.
Lo sabía.
Estaba feliz, se emocionó cómo un niño pequeño, lo cual me fascinó.
5 comentarios:
Esta perfecto y me encanto el regalo que le hizo regan a jade,quiero que este con jade y no con meghan.
Sigue asi y cuando termines los finales publica pronto.Y tomate el tiempo necesario te entiendo en cuanto a los finales
wwwoooow unn perrito (:
que tan perfecto?
haha regan se despista igual que yo hahaha (:
que l epaso a emma (:
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaawwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww!! *-*
muri del amnor con este capi, es taaaan tierno!! :) :3
y a quien no le gustaria que le regalen un perrito?? es lo mejor y Regan es un tierno ahora :3 :)
me encanto el capi ♥
ME ENCANTOOOOOOO! :3 aawww yo pense que se habian olvidado del perrito u.u
SIGUELA CUANDO PUEDAS!;)
Un beso enorme
AWC 'NIGHT♥
Se nota que el amor te hace hacer cosas buenas :) bonito capitulo jeje <3 esas historias (de ex novias)como que ya las he oido
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