Tony’s POV
Viernes 10 de Diciembre
7:45 A.M.
Debería confesar algo: estoy obsesionado. ¿Eso es
normal? ¿Es amor? ¿Así es el amor? Porque de ser así, nadie jamás me dijo que
se sentía de esta manera: atada a otra persona. Es la primera y última vez que
hablaré con el consejero escolar sobre esto porque es territorio nuevo para mi,
aunque no debería hablar de eso con él, ya que él atiende problemas escolares,
pero también cosas que puedan influir en tu vida escolar, de verlo de esa manera,
está bien que hable con él.
–Hola, soy
Tony –le dije en cuanto entré a su oficina.
Me senté en
la silla frente a su escritorio, y lo observé mientras hacía algunas cosas en
la computadora, era joven, probablemente esto es un trabajo temporal mientras
encuentra una oferta mejor.
–Creo que
hablaré con otra persona –le dije después de haber pasado unos minutos.
–¿Por qué?
Si ya estás aquí –me dijo con una gran sonrisa–. Hablemos.
–No sé si me
puedas ayudar –le dije.
–En lo que
sea, y en lo que pueda, claro –me respondió–. ¿Cómo vas?, ¿qué tal tus
calificaciones? –me preguntó.
–Bien… –le
contesté–. Pero creo que hay algo que me distrae –le confesé.
Él se quedó
callado, y después sonrió.
–¿Quién es?
–me preguntó, y entonces sacó un libro–.¿Estaba aquí el año pasado? –me
preguntó, y entonces comenzó a buscar por el libro, seguramente es el anuario
escolar del año pasado.
–No te diré
–le contesté–. Pero estoy enamorado de ella.
–Pero que
estúpido –me dijo, chasqueando la lengua, y movimiento la cabeza en un gesto
negativo–. Empecemos con el primer y el más importante punto. ¿Estás seguro de
que estás enamorado? Porque si, amigo, cada vez que la ves, te la imaginas sin
ropa, lamento decirte que no es amor.
–¿Qué…? –le
pregunté confundido–. Tu primer punto no es de tu incumbencia.
–Siguiente
pregunta. ¿Cómo te atreves a enamorarte en la preparatoria? –me preguntó
sorprendido.
–¿Tiene algo
de malo? –le pregunté extrañado.
–Mira, Tony,
mis experiencias me dicen que no es la mejor opción. Lo más probable es que tu
relación con esa chica, Alexandra, no dure mucho –me comentó–. Pero,
experiencias de mis amigos que me dicen que tal vez funcione –agregó–.
Siguiente punto –entonces abrió el cajón de su escritorio de nuevo, y colocó
frente a mi unas bolsitas pequeñas que no tardé en darme cuenta de lo que en
realidad eran–. Usa condón, créeme, más complicaciones es lo que quieres
evitar, así que usa esto y hay 97% de probabilidades de una preparatoria sin
niños –me explicó con una sonrisa, para hacerme sentir cómodo, pero yo me quede
callado y agarré las bolsitas sin hacer ningún otro gesto–. Lo siento, eso es
parte del trabajo.
–Gracias,
supongo –le dije, todavía incomodado.
–Sesión
terminada. Nos vemos después –me despidió.
Vaya.
12:30 P.M.
Es la hora del almuerzo, donde puedo pasar tiempo con
Alexandra porque no nos vemos en todo el día desde que suena la campana desde
la hora de entrada.
–¿Estás
bien? –le pregunté a Jade cuando se sentó.
Se veía
cansada y triste, fue fácil de notar porque ella siempre está tan llena de vida
que la diferencia es notoria.
–Si… –me
contestó con una sonrisa tímida–. ¿Me veo tan mal? –me preguntó.
–Un poco –le
contesté con sinceridad–. ¿Qué ocurre? –le pregunté.
Entonces sus
ojos se tornaron llorosos y desvió la mirada hasta que no aguantó más y dejó
escapar unas cuantas lagrimas.
–¿Jade, que
ocurre? –le insistí.
–Mi papá se
fue –me contestó.
–Regresará
–la traté de tranquilizar.
–¡Eso no lo
sé! –me replicó–. Lo siento, es que… no quiero hablar de eso.
Jade se puso
de pie, y salió corriendo del comedor. Todo el mundo la miró cuando corrió,
aparentemente una chica fuerte en el exterior, puede parecer hasta malcriada en
algunas situaciones, pero nadie la conoce tan bien como Alexandra; supongo que
nadie la había visto llorar hasta ahora. O nadie la había visto correr en
tacones.
–Hola –me
saludó Alexandra cuando se sentó.
Asumo que no
notó a Jade correr hacia la salida.
–Hola –la
saludé con una gran sonrisa–. ¿No viste a Jade? –le pregunté–. Salió llorando.
Dijo algo sobre su papá… pero no me explicó bien, deberías ir a ver que ocurre
–le aconsejé.
–Será mejor
que la vaya a buscar –me dijo.
Entonces se
puso de pie, y quedé solo… de nuevo. Aunque me hubiera gustado que Alexandra se
quedara no le dije nada porque Jade tal vez estuviera por ahí llorando y
necesitaba compañía.
–Hola, niño
–me saludó Hunter.
Entonces me
dio unos golpes en la espalda. No me molestaría eso si fuera menos fuerte, pero
yo soy un espagueti a su lado.
–Hola, Tony,
¿Quieres mi manzana? –me ofreció Emma.
–Prefiero
que la coma alguien que realmente necesita comer –le respondí.
Se quedo
callada.
–Chicos,
¿Saben que le pasa a Jade? –preguntó Regan mientras se sentaba–. Entró al baño
de chicas llorando. ¿Debería ir a ver que pasa?–
–Pero deja
que salga del baño, nadie te quiere allá dentro –me dijo Emma.
–Las
señoritas me llevan allá dentro –le dijo Regan alardeando.
–Asco –se
quejó Emma.
Sábado 11
8:00 A.M.
Hoy iría a la iglesia dónde estaban las cenizas de mi
mamá. Papá se aseguró de que fuera una de las más bonita. Y, claro, la belleza
cuesta, y cuesta algunos kilómetros y litros de gasolina. Por eso que no la voy
a visitar muy seguido, las cenizas se encuentran en una iglesia hermosa a más o
menos una hora y media de aquí. Pero extraño a mi mamá, y aunque sé que siempre
está conmigo de alguna manera, quiero ser yo quien este con ella por un tiempo.
Tenía trece
años cuando se marchó de este mundo, y cuando lo hizo, mi papá y yo dejamos de
existir, cómo si nos hubiéramos marchado con ella, nuestra forma extrovertida
de ser y nuestra seguridad murieron cuando ella lo hizo. Y claro que ha sido
duro, me falta mi mamá, y he luchado con eso, porque aparentemente soy un chico
con una seguridad y autoestima alta, pero las inseguridades que tengo son
innumerables, y ese fue el objetivo de nuestra mudanza hasta Los Ángeles.
Algo así
para recuperar todo lo perdido, como nuevo. Y pensé que ser reconocido en la
escuela, es decir, ser popular, me daría la seguridad que necesitaba, pero
después me di cuenta de que no era así porque conocí a Alexandra. Me enamoré, y
entonces, me siento bien cuando estoy con ella, y cuando no estoy con ella
pienso en ella, y me hace simplemente sonreír. ¿Increíble no?
Seguridad,
vida y amor han vuelto a mi vida, a mi mamá le encantará escucharlo.
9:50 A.M.
Compré unas flores, las venden frente a la iglesia. Sé
que estoy no era un cementerio donde podías dejar las flores, pero pienso que
en tan solo llevarlas era un pequeño detalle que a mi mamá le hubiera gustado.
En el cinerario, la habitación donde se encontraban las cenizas de mi mamá,
estaba vacía. Algo que me resultaba incomodo es que hubiera cenizas de otras
personas ahí. Pero, bueno, no son tantas, porque es un cuarto pequeño. Siempre
que vengo a visitar a mamá me acuerdo de todo, desde el principio del final.
Yo estaba
ahí, junto a mi papá. Ninguno de los dos soltaba la mano del otro. Éramos una
pequeña familia, que se redujo a un par de solitarios hombres después de que mi
mamá falleció. ambos asíamos lo que estaba ocurriendo, yo tenía cinco años, yo
sabía lo que eso significaba y lo que significaría: jamás, nunca jamás
podríamos verla, abrazarla, tocarla, escucharla, y demás. Y entonces comenzó a
llover, supongo que fue el efecto dramático en el entierro. Yo volteé hacia el
cielo, y deje que la lluvia empapara mi rostro. Y después volteé al ataúd de mi
mamá, el cual ya se encontraba abajo.
–Anda, echa
la flor –me ordenó mi papá.
Y entonces
miré la flor que mi papá me había dado, la besé, y luego la aventé. Cayó justo
encima del ataúd. Y después mi papá aventó una carta. Recuerdo cuando escribí
esa carta, la misma noche en que mamá murió, porque fue donde escribimos todo
lo que sentimos en ese momento, y los detalles se retocaron el día del
entierro. Fue horrible escribirla, las letras estaban borrosas debido a las
lágrimas, y ahora casi invisibles debido a la lluvia, pero sé que el mensaje le
llegaría.
–Te
quiero, mamá –dije con aflicción.
Y entonces
deje que las lágrimas brotaran de mis ojos con libertad. No recuerdo jamás
haber llorado tanto, y no recuerdo haberlo hecho desde entonces.
–Tony
–me llamó mi papá mientras se hincaba frente a mi y me miró a los ojos–. Tenemos
que ser fuertes, tu madre no quería esto para ninguno de los dos, pero ella
sigue con nosotros –y colocó una mano en su pecho y la otra en el mío–. Justo
aquí, donde los sentimientos se guardan. En nuestro corazón.
Después de
eso se puso de pie, y nos fuimos de ahí. Unos meses más tarde, mi papá hizo, lo
que para mi fue, una mala decisión. Mando a incinerar el cuerpo, aun sabiendo
que probablemente no quedara mucho de él. Y entonces, en una iglesia, guardo
las cenizas. No sé porque lo hizo. Pero, bueno, de esa manera ahora la tengo,
no tan cerca, pero cerca.
–Hola, mamá
–dije cuando ubiqué su urna.
Era,
normalmente, lo único que decía y en voz baja, porque no debo hablar ahí. Me lo
enseñó mi papá la primera vez que la visitamos de esa manera. Después me quedé
frente a la urna unos minutos, pensando en ella. ¿Estará feliz ahora? No lo sé.
¿Yo soy más feliz ahora? Definitivamente no, pero no quiero pensar en como
serían las cosas si ella todavía estuviera aquí, no quiero vivir en un mundo
conformado de “que tal si…”.
–Te
extraño.
3 comentarios:
hi!!
waa pobre jade
& tony todo lo que siente para mi es obsecion
& ame que el consejero le dijera estupido jajajaj
escriibe♥
My bueno el capi y algo triste :'( u.u pero muy bonito <3
esta enamorado aaawww :)
jaja sigue pronto
céntrense!! pobre Tony, su mamá BUUUUA :(
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