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6/01/2011

Cap. 15



Jade’s POV
Domingo 5 de Diciembre
10:00 A.M.

Cuando desperté al sonido del timbre de la puerta, lo primero que hice fue encontrar mi esa cosa negra que parece una gran bota que me permite caminar con el yeso, no me he molestado en preguntar como se llama. Caminé lo más rápido que pude y bajé las escaleras para recibir a mi papá. Jamás había necesitado tanto su presencia hasta hace unos días y es uno de los viajes de trabajo más largo que ha hecho en años, visitando varias ciudades para evitar viajes en futuro cercano.
     Abrí la puerta rápidamente, antes de que mi mamá pudiera hacerlo y mi papá se dio media vuelta para verme, me sonrió y yo me abalancé sobre él, lo abracé tan fuerte como me fue posible y sentí las lagrimas venir, pero respiré hondo para evitar causar una escena. Después me separé de él con dificultad.
     –¿Por qué lloras? –me preguntó mi papá.
     Acarició mi cabello, consolándome.
     –Te extrañé –le contesté.
     –Tu mamá me platicó lo de tu tobillo, tienes que ser más cuidadosa la próxima vez –me aconsejó y miró mi pierna–. No muy a la moda, ¿eh?
     –Si, supongo que es lo único que te ha contado –le dije haciendo referencia a lo que sólo mi mamá y yo sabemos–. Es bueno que ya estés aquí –le dije, abriendo paso para dejarlo entrar a la casa.
     –Si, lamento que este viaje haya sido tan largo, pero fue para algo bueno, no habrá viajes en mucho tiempo –nos explicó, y después nos sonrió–. ¿Y que hicieron en mi ausencia? Vamos, platíquenme –dijo mientras entraba a la casa, y abrazaba a Charlotte y mi mamá, y después comenzó a subir las escaleras con sus maletas, mientras nosotras le hablábamos al mismo tiempo.
     –Mamá hizo muchas cosas interesantes –me apresuré a comentar, y después voltee a ver la reacción de mi mamá–. ¿No es así? Conoció a varias personas…
     Mi mamá no paraba de mirarme, definitivamente quería que me callara, pero sus deseos no se harían realidad, no esta vez, la verdad se tiene que saber, y no importa cuan dolorosa sea, y cuanto vaya a afectar a mi familia, no podría cargar con la culpa de guardar un secreto tan grave como ese, no me creo capaz.
     –Si, una pareja se unió al club de lectura de una de mis amigas –platicó mi mamá–. Son ambos muy agradables –y le ofreció una sonrisa a mi papá, quién también le sonrió.
     –No puedo esperar para conocerlos –le contestó mi papá–. Las extrañe mucho –dijo mi papá.
     –Nosotras también –le respondimos en coro.
     –Las cosas no son las mismas sin ti, cariño –dijo mi mamá remarcando la última palabra.
     –Me imagino, no sé cómo hacen funcionar las cosas aquí sin mi –bromeó mi papá y después se rió.
     –¿¡Cómo le puedes hacer esto a papá!? –le pregunté en un grito a mi mamá, no podía soportar verla actuar de esa manera, como si yo no supiera nada sobre su secreto–. ¡Te odio! –le grité, y entonces empujé a mi papá a un lado y a Charlotte para abrirme paso en las escaleras, y terminé de subir rápidamente, después me entré a mi habitación, y antes de azotar la puerta le grité de nuevo–. ¡Eres una maldita arpía! ¡Te detesto! –y azoté mi puerta.
     Caminé en círculos en mi habitación y después de marearme por tantas vueltas, me senté al borde de mi cama y comencé a llorar de furia. ¿Cuánto había pasado? Unos segundos, hasta que mi papá llamó a mi puerta, pero no lo deje pasar, la puerta tenía seguro, el tan sólo verlo, hacía que odiará más a mi mamá por lo que le hizo.
     Ella me dijo que sigue amando a papá. Otra de sus mentiras, por supuesto, y algo que no logro entender es que si tanto amas a una persona y de pronto lo dejas de amar como lo hacías, no luchas por verlo de nuevo con los ojos con los que lo viste cuando estabas al pie del altar, a punto de unir sus vidas, y con los ojos que lo viste cuando formaron una familia, y darles amor, todo con la persona que amas. Y todo eso lo echas por la borda en lugar de luchar, prefieres hacerlo de la manera más fácil: intentarlo con otra persona. Esa decisión se compone de una sola cosa: egoísmo.
     –¡Jade, abre la puerta, es una orden! –me gritó mi mamá desde afuera de mi habitación.
     –¡Vete, no quiero verte! –le grité mientras limpiaba mis lágrimas, y me tragaba el nudo que tenía en la garganta.
     –¿Qué fue eso de allá abajo? –me preguntó mi papá, con más calma que mi mamá–. ¿Qué está pasando? ¡Abre la puerta, Jade! –me ordenó–. Vamos, abre, no me obligues a abrirla a la fuerza, Jade –me advirtió.
     Entonces me puse de pie y abrí la puerta bruscamente.
     –¿Quieres una explicación? –le pregunté–. Pues pregúntale a la mujer que se hace pasar por la esposa perfecta –le contesté, y entonces él volteo a ver a mi mamá.
     –No tengo ánimos para esto, acabo de llegar, estoy cansado—–
     –¡Te está engañando! –le grité, interrumpiendo.
     Entonces mi papá se quedó callado, un momento me miró directo a los ojos, mientras yo esperaba ver tristeza, devastación, lo único que note en su mirada fue furia.
     –¿Por qué estás diciendo esto sobre tu madre? –me preguntó furioso, cruzando los brazos, esperando una respuesta.
     –¿No me crees? –le pregunté abatida–. ¡Es verdad! –defendí mi respuesta.
     –Escucha, ¡Y escucha muy bien! –me gritó–.¡No vuelvas, jamás, ni siquiera pienses en mentir así sobre tu madre! –me gritó de nuevo–. ¿Me entendiste? –me preguntó enojado–. ¡Ahora, te ordeno que te disculpes! –me gritó.
     Me tomé mi tiempo para contestar.
     –Lo siento, mamá –me disculpé–. ¡Siento que hayas tenido que arruinar esta familia! –le grité.
     Mi papá dejó pasar por alto lo último, y continuó.
     –Y, claro, estás castigada –me informó.
     –Eso es lo de menos –murmuré.
     Después mi papá sostuvo la mirada conmigo unos segundos y se marchó junto con mi mamá hacia su habitación. Mientras que Charlotte fue la única que se quedó conmigo, se acercó a mi, yo me deje caer, recargándome en la cama, y comencé a llorar de nuevo. Triste, enojada, confundida. Respiré lentamente para calmarme, y después Charlotte se sentó junto a mi, ninguna de las dos dijo nada por un buen tiempo.
     –¿Es cierto? –me preguntó–. Lo de mamá…
     Yo suspiré, me limpié las lagrimas y después asentí.
     –Pero te prometo que todo va…–
     –No mientas –me pidió–. Jamás estará bien de nuevo –entonces se puso de pie y me miró–. Y no sé porque, pero esto es tu culpa, si no hubieras dicho. ¡Si te hubieras quedado callada! –me gritó.
     Entonces salió corriendo.
     Increíble, trato de hacer sólo lo correcto. Decir la verdad es lo correcto. ¿Cierto? Pero la única que aquí hizo mal fue mamá, y toda la culpa recaerá sobre mi.

8:00 P.M.

Seguía en mi habitación, todos estaban en sus habitaciones, el almuerzo y las cena habían sido momentos incómodos, que pudimos haber evitado, pero papá no permitió que me marchara de la mesa. Después de esos momentos, todos iban a sus habitaciones, y había silencio en la casa, hasta que gritos estruendosos irrumpían la calma, provenientes de la habitación de mis padres.
     Un día que debió haber sido un día alegre, terminó siendo un desastre, y todo por no poder quedarme callada ante lo que era injusto. En algunos momentos los gritos de la habitación de mis papás cesaban, y la tranquilidad regresaba, un silencio sepulcral, hasta que los sollozos de la habitación de Charlotte irrumpían, al igual que los gritos, el silencio y el circulo vicioso comenzaba nuevamente.
     Me puse de pie y caminé hacia la habitación de Charlotte, toqué la puerta.
     –No quiero hablar contigo –me contestó Charlotte desde su habitación.
     –Charlotte, por favor –le rogué, y entré a su habitación–. En serio, lo siento, pero no es mi culpa –me defendí.
     –Si no hubieras dicho nada… –comentó Charlotte, culpándome.
     –¿Qué prefieres entonces? –le pregunté–. ¿Qué le mientan a papá?
     –¿Y tú qué prefieres? –me preguntó–. ¿Ver a nuestra familia separada, rota, destrozada? Estoy segura de que eso es lo que veremos en unos meses, tal vez en unas semanas, pero lo veremos.
     –Tenia que decirlo. No podía permitirme que mi mamá se burlara de papá de esa manera –le dije.
     –No me importa –me dijo–. Sólo vete –me pidió.
     No tenía más ánimos de discutir con ella, mejor cerré la puerta de su habitación y caminé hacia la mía, pero antes paré por la de mis papás, me asomé para ver como iban las cosas. No se hablaban, papá estaba sentado en un sillón y mi mamá al borde de la cama. Sostenían un incomodo contacto visual, supongo que, obviamente, las cosas van peor de lo que me imaginé. Continué mi camino a mi habitación para evitarme más dolor, y me eché en la cama a hacer lo que hice durante toda la tarde, pensar y culparme por lo que estaba ocurriendo.
     –Jade… –me llamó mi papá cuando entró a mi habitación.
     –Lo siento, papá –fue lo primero que le dije cuando lo voltee a ver.
     –Te vi pasar por nuestra habitación –mencionó–. Todo está bien.
     La expresión que tenía papá en el rostro era de cansancio, decepción, tristeza, furia, muchos sentimientos combinados. Él se sentó en el borde de mi cama, a consolarme. Se tardó tratando de buscar las palabras correctas para explicarme todo lo que está pasando.
     –Necesito hablar contigo –me pidió y suspiró–. Todo está bien, no es tu culpa y no quiero que te sientas de esa manera. ¿De acuerdo? Ustedes, tu y tu hermana, son mi todo y te prometo, que ese todo estará bien –dijo–. Lo prometo.
     Entonces se puso de pie, y antes de salir de mi habitación, me ofreció una pequeña sonrisa, forzada y casi inexistente.

Lunes 06
8:00 A.M.

Fue una noche larga, y me refiero a que no cerré los ojos ni por un segundo, mis padres siguieron discutiendo, a pesar de que papá dijo que todo estaría bien, pero supongo que eso es lo que los padres hacen, tratan de darles a sus hijos seguridad. Aunque ellos sepan que es mentira, y aunque sepan que nosotros sabemos que mienten.
     –¡Charlotte, apresúrate! –le grité desde la cocina.
     –¡No iré! –me gritó desde su habitación.
     –¡Necesitamos ir, te espero afuera! –le grité. Entonces salí de la cocina, y caminé hacia la entrada–. ¡No tardes! –le grité por última vez, y abrí la puerta. Casi tropiezo con las maletas que están en el porche–. ¿Por qué, papá? –me pregunté, y entonces subí las escaleras, y caminé hacia la habitación de mis papás. Todo esto me costaba trabajo con esta cosa en mi pie, pero hice todo tan rápido como pude–. ¿Te vas? –le pregunté alarmada a mi papá cuando entré a la habitación. Él estaba guardando algunas cosas más en otra maleta, pero lo interrumpió cuando me vio venir–. ¿Papá, que estas haciendo? –le pregunté, todavía alarmada.
     –Jade, esto es algo tan… inesperado. Necesito tiempo para pensar –me contestó terminando de doblar unas playeras.
     –¿Nos dejarás solas otro mes? –le pregunté con dolor–. No hagas esto –le pedí–. Quédate con nosotras, por nosotras, te necesitamos –le rogué.
     –Sabes que te quiero, y a tu hermana, también a tu madre, y por eso necesito este tiempo –me dijo.
     –¿A dónde irás? –le pregunté con un nudo en la garganta.
     –A un lugar lejos de aquí, he comprado mi boleto por Internet, necesito pensar todo lo que está pasando, regresaré, lo prometo, no me puedo ir por siempre –me respondió.
     –¿A dónde? –le pregunté–. ¿Cuánto tiempo?
     –Me voy un par de… semanas –me contestó.
     –¿Un par de semanas? No, no, necesito verte –le dije–. Papá, no te vayas, te necesito.
     –Lo siento –me dijo–. Lo siento tanto, pero necesitas entender. Sería tan doloroso que me vieras en esta condición todos los días y mi sufrimiento no se acabara si me mantengo cerca de tu madre en estos momentos…
      Noté su nudo en la garganta, pero supe que lo tenía que dejar ir. En realidad necesita tiempo, tanto cómo nosotras necesitamos entenderlo.

5 comentarios:

Na Abarca dijo...

aauuuch -.-
pobre jade pobre el papa de jade pobre char D:
que colera con la mama D:

Anónimo dijo...

Wow me super encanto!!!
Ya quiero ver el siguente
Muy linda nove
Pliss pasa por mi blog y sigueme
Te espero ♥
http://acrosstheheavens-novelas.blogspot.com/

Clau dijo...

:( u.u
reee triste :/
que feo que se va no me gusta :'(
sube pronto, muy linda la nove

Sandra N. dijo...

Esta genial la novela .. Fue un cap demaciado triste y pues .. Sigue escribiendo !

Sandra N. dijo...

Aclaro que te entiendo porque me pasó lo mismo :( Aunque o sigo viendo a mi papá no es lo mismo