Seguidores

11/23/2010

Cap. 03



Regan’s POV
Viernes 27 De Agosto
9:30 A.M.

En lo que sacaba mis libros del casillero, pensaba en que, aunque son las primeras horas del día, ya quería irme a casa, quería que tocará la campana para poder marcharme, había sido una semana cansada. Además de extraña. Yo sabía que sentía algo por Jade, a decir verdad, desde hace tiempo. La observaba por el pasillo cuando pasaba y la espiaba en los vestidores de la chicas cuando no se daba cuenta. Lo sé, lo último fue algo pasado de la raya. De cualquier manera, pasaron los meses y nunca le hablé. Hubiera sido estúpido fingir que no me acordaba de ella cuando accidentalmente tropezó conmigo el primer día de clases.
     También tengo que dejar claro que no estoy enamorado de ella, ni siquiera estoy cerca, pero un hecho es un hecho y no se puede cambiar: me gusta más de lo que me pensé.
     –Hola –me saludó Tony por detrás–. Oye me preguntaba, ¿qué tal si salimos esta noche? –me preguntó.
     Me di media vuelta para verlo.
     –No bateo para ese lado, Tony –le contesté riendo.
     –Idiota, me refiero a con Jade y Alexandra –aclaró.
     –Jade conmigo, tu con Alexandra. Perfecto –concordé con él.
     –De hecho, yo pensé que… sería buena idea si yo iba con Jade y tú con Alexandra –me comentó.
     –¿Tú con Jade? –le pregunté sorprendido.
     El asintió.
     –De ninguna manera, ella será mi cita –continué.
     Tony suspiró impaciente.
     –Bien, así será –acordó inconforme.

12:25 P.M.

A la hora del almuerzo acordé que yo le diría a las chicas. Vaya, somos un par de cobardes.
     –Hola –me saludó Jade.
     Y se sentó al lado mío.
     –Oye, estaba pensando… ¿Quieres salir? –le pregunté.
     Ella inmediatamente me sonrió.
     –Claro, me encantaría –me respondió.
     –Bien. Es una cita doble. ¿No importa? –le pregunté–. Con Alexandra y Tony.
     –No, claro que no importa –me dijo.
     –¿Saldrán? ¿Sin mi? –preguntó Hunter herido–. Genial. ¿Por qué no? ¡No me inviten! –entonces se sentó frente a mí–. ¿Desde cuando eliges a los nuevos antes que a mi para hacer planes? –me preguntó ofendido–. Pero no importa. Tenía otros planes de cualquier manera.
     –No te había excluido –mentí–. Te lo iba a decir en un segundo. Pero cómo tienes planes…
     Hunter es aparentemente rudo, y hace bromas pesadas, pero tiene el corazón de un niño, lo sé porque lo conozco de varios años atrás, y se siente ofendido fácilmente, sobre todo en casos como estos, es muy apegado a la familia, y a los amigos.

6:50 P.M.

Tuve que pasar por Tony a su casa porque todavía sigue siendo nuevo en la ciudad y no conoce ciertos lugares. Es algo tonto, pero me agrada. Un ejemplo de su perfecta idiotez fue al elegir un restaurante y quedarse clásico en lugar de una buena fiesta en casa de alguno de mis amigos. Pero bueno, al menos él sabe el concepto de una cita.
     –Gracias por venir por mi –me agradeció cuando subió a mi automóvil.
     Hubo un sólo detalle que no me gustó: azotó la puerta.
     –No puedes azotar la puerta de esta belleza –lo regañé.
     –Es sólo un carro –me replicó.
     –No es sólo un carro –objeté–. No es SÓLO otro carro –y lo volteé a ver–. ¿Qué te crees? –le pregunté. Y recargué mi cara sobre el volante–. No le hagas caso a ese viejo horrible y malo –arrullé a mi carro.
     –¿Con que soy viejo, malo y feo? –me preguntó fingiendo estar ofendido–. Comienzo a sospechar que tienes problemas, nadie le habla así a su carro.
     –Shh, sólo… no hables sobre ello. Ya no hables sobre ello.

Cuando llegué al restaurante en el Valet Parking. No me gusta hacerlo, pero llegaríamos tarde, o al menos, no quería perder mi tiempo caminando unas cuadras a dónde deje mi coche. Es mejor que lo lleven directo a ti, más fácil.
     –Este restaurante es genial –mencionó Tony asombrado.
     –No tan genial como hubiera sido la fiesta –le repliqué–. Es algo así como el más moderno de aquí –le comenté–. Te quisiste quedar clásico con un restaurante, entonces, ¿por qué no elegir uno que valiera la pena?
     Caminando hacia la entrada del restaurante, me encontré con Jade y Alexandra.
     Jade se veía linda, así la observé un rato.
     –El amor esta por el aire –me murmuró Tony.
     –Cállate –le dije dándole un codazo en las costillas.
     Claro, disimuladamente.
     –Hola –nos saludaron las chicas.
     –¿Entramos? –les pregunté.

Después de dos minutos, pedí algo de tomar, obviamente no dejan a los menores de edad consumir ningún tipo de bebida alcohólico, pero eso cambiaría en cuanto saque mi identificación falsa. Según esto, tengo veintidós años de edad.
     –Necesitaremos su identificación –me pidió el mesero.
     Entonces saqué, de mi bolsillo del pantalón, la identificación falsa.
     Hunter la había conseguido para mi en el verano, me ha sido muy útil.
     –¿Qué demonios…? –me preguntó Tony.
     –Lo diré de nuevo, Tony, cállate –le repliqué entre dientes.
     Entonces le entregué la identificación al mesero, y le sonreí.
     –Bien, aquí tiene –me dijo devolviéndome la identificación.
     Y después de eso pude ordenar lo que quisiera.
     –¿Y eso de dónde la sacaste? –me preguntó Tony cuando el mesero se fue.
     –De Hunter. No sé de donde, pero son buenísimas, sirven para todo –le respondí–. Por cierto. ¿Y Hunter? –pregunté–. Ah, si, tenía otros planes –recordé.
     Hunter es un fiestero, lo más probable es que estuviera teniendo una fiesta en su casa ahora mismo. No sé que hago aquí, pudiendo estar en su fiesta. Una casi cada dos fines de semana. ¿Por qué? Sus padres no están nunca en la ciudad.

11:00 P.M.

Dios, el tiempo pasa volando cuando te diviertes, ¿no es así?, y sobre todo si bebes un poco… bueno, un poco más de lo que deberías. Y eso es lo que me ha pasado. Pasé por la puerta a duras penas caminando y después me recargué en Jade cuando llegamos a su coche.
     –¿Quieres que te lleve a la casa? –le ofrecí a Jade.
     –No, gracias. Te ves algo… mal –me contestó–. ¿Quieres que yo te lleve a casa? –me preguntó.
     –No, no, estoy bien –le contesté–. Le pediré a Tony que me llevé.
     Ella asintió y se me quedó viendo. Hubo un momento incómodo, estábamos solos, pero no sabia que decir.
     –Bien, creo que debería irme –me dijo.
     –Espera… –entonces me acerqué a ella.
     Rocé mis labios al principio con ella, y no supe si proceder o detenerme. Ella fue quien tomó la iniciativa y se separó de mi.
     –Aliento a alcohol… no sabe bien, lo siento –se disculpó–. Pero de cualquier manera, ¿por qué fue eso? –me preguntó.
     –¿Qué? ¿No te puedo besar porque sí? –le pregunté riendo.
     Cuando estoy así de mal, como diría Jade, me siento tonto.
     –No, no puedes –me contestó enojada–. En serio, ¿qué esperabas de esto?
     –No lo sé –le respondí–. Tal vez… ser… ya sabes…
     –¿Amigos con beneficios? –me preguntó.
     –Si, tú si sabes –le dije–. Besarte cuando quiera, acostarme contigo cuando lo necesite.
     –Mira, tú eres así, lo he escuchado. Pero yo no –me dijo–. ¡No me acostaré contigo, por Dios! –exclamó enojada.
     –Empecemos lento, primero besos, después veremos –le ofrecí–. ¿Eso te parece bien?
     –¡No! –me gritó–. ¡Deja de decir eso! No soy alguien a quién puedas controlar. ¿De acuerdo? No haré lo que me digas que haga, no soy estúpida.
     –Eso lo sé, lo estoy viendo –le dije–. Pero, ¿entonces no te acostarás conmigo? –le pregunté, haciendo el último intento.
     –No lo haré –me respondió.
     –Entonces lo siento, las cosas no funcionarán –le dije y me di media vuelta, después la volteé a ver de nuevo–. ¿Sabes? ¡Cualquiera se moriría por esto! –le grité–. ¡No sabes de lo que te pierdes, nena!
     –Vete a la mierda –me dijo.
     –Uh, la chica se rebeló –me burlé.
     Ella me miró por última vez y se subió a su carro.

Lo último que recordé fue Tony depositándome en el porche de mi casa.
     Ahora estoy dirigiéndome hacia mi habitación.
     –Pensé que llegarías temprano, mucho más temprano –me regañó mi papá cuando salió de su cuarto para recibirme–. Dijiste que ibas a cenar o algo así, dejaste claro que llegarías a una hora, y no lo hiciste, estás castigado –me dijo.
     Respiré hondo, y me preparé para sonar totalmente sobrio.
     –No es tan tarde, papá –le contesté–. ¿Por qué me limitas tanto?–le pregunté enojado–.¡Estoy harto de tener que ser perfecto para ti! –le grité.
     Caminé hacia mi habitación y azoté la puerta al cerrarla.

Sábado 28
11:00 A.M.

Sino me desperté como esperaba, es mejor. Y si mal no recuerdo, tengo que tratar algo con mi papá. Sabía que esa escena de ayer me saldría cara. Mi papá es muy estricto, cuando hago algo bien, me felicita por ello; pero mejor me cuido si hago algo mal, porque entonces todo lo que hice bien se esfuma y queda en el olvido. Como empezar desde cero.
     –Lo siento –le dije cuando entré a la cocina para desayunar.
     –¿Por cuál de las dos cosas? –me preguntó.
     –Pues por ambas –le respondí.
     –Estás castigado de todos modos –me dijo.
     –No soy perfecto –le dije–. ¿Qué no puedo equivocarme? –le pregunté molesto.
     –Puedes hacerlo –me respondió como si me estuviera dando permiso–. Pero no me gusta que bebas, por eso encontré esto en tu habitación –y entonces me enseñó la identificación falsa y después la cortó con las tijeras.
     –¿Entraste en mi habitación? –le pregunté molesto.
            –Bueno, Alexander la encontró por mi –me contestó.

5 comentarios:

Juliette Stanwer dijo...

me encanta tu novela......... sigue asi!!

white_demon dijo...

Hola! Te sigo,ok? la historia me ha interesado bastante, está muy bien.

Me gustaría verte por mi blog :)

Saludoos

claudia dijo...

hooooooola¡¡ soy la escritora de y llegaste tu, me pediste que me pasara por tu blog y me encantoooo ya te sigo :)

RISRE dijo...

:D
me gusto tu blog!!
un saludo!!
te sigo!! :D

Jazmin dijo...

hola!!!

me encanto tu blog

publica mas de seguido

porfis

besos!!!